SUBASTA MACABRA
¿Qué tienen en común la ex primera dama de EE UU Jacqueline Kennedy Onassis y el caníbal de Milwaukee Jeffrey Dahmer? La pregunta es el inicio de un chiste macabro, porque un abogado de la ciudad de Wisconsin, donde Dahmer cometió sus atrocidades hace cuatro años, prepara una subasta de sus pertenencias para recaudar fondos para las familias de sus víctimas. Entre los objetos que se podrán adquirir, están las cortinas de la ducha de Jeffrey Dahmer, su cepillo de dientes, el colchón de su cama y la nevera donde guardaba los trozos de jóvenes descuartizados. Parece, inconcebible, sobre todo cuando se tiene en cuenta que todos estos objetos fueron testigo mudo o utensilio en su tarea de masacrar a 17 jóvenes en grotescas ceremonias de antropofagia y sexo, pero la subasta viene autorizada por un juez de Milwaukee en contra de la opinión de los fiscales del Estado. Una semana después de celebrar su exitosa subasta del legado de Jacqueline Kennedy, Sotheby's dijo que jamás prestará su local para la venta de recuerdos de Jeffrey Dahmer. Una cosa es vender un cuadro de JFK hecho por Norman Rockwell y otra es una cortina de ducha mugrienta tras la cual se pueden haber representado escenas que hacen a El silencio de los corderos parecer un cuento de Walt Disney. Pero la subasta quizás tenga atractivo para coleccionistas de lo grotesco con la chequera floja o perturbados con la imaginación al límite.-
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