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FÚTBOL: 38ª JORNADA DE LIGA

Carambola en el descuento

Un gol de Radchenko en el minuto 93 mantiene vivo al Deportivo

Xosé Hermida

La gente abandonaba Riazor a puñados, exasperada por otra tarde para enterrar en el olvido. Se jugaba el descuento y desde algunos minutos antes Onésimo parecía el único hombre capaz de evitar que el marcador quedase en blanco. Donato envió un zapatazo desesperado hacia cualquier parte, la intuición de Bebeto le sopló a la oreja que era mejor dejarla pasar y la defensa del Rayo se quitó el balón de encima de mala manera. El cuero cayó en el brazo de Radchenko. Y al ruso le tocó el privilegio de empujarla a la red. Los que ya se iban tuvieron que mirar hacia atrás: milagrosamente, el Deportivo continúa vivo.Tras algunos -pocos y pequeños- detalles esperanzadores en el arranque, el Deportivo acabó escenificando por enésima vez la misma historia repetida hasta la saciedad durante toda la Liga. En realidad, parece como si desde hace meses en Riazor se estuviese jugando un único e interminable partido. En muy escasas ocasiones, el Deportivo da con la fórmula para ganarlo. Los coruñeses se enfrascan en un juego plomizo, sin ningún vigor físico, donde todo se cuece en el centro del campo, como si el área estuviese en la cima de una montaña escarpada. El rival, en este caso el Rayo, se parapeta pacientemente, trata de enfriar el partido y de vez en cuando arrea algún latigazo inesperado.

Porque lo cierto es que durante la primera hora de partido, ofrecieron más sensación de peligro los contados contragolpes del Rayo que el desesperante ir y venir de la pelota en pies de los deportivistas a un par de metros del cubil vallecano.

Puestos a respetar las reglas de cada domingo, el público reclamó a David y Toshack le halagó el gusto. El chaval no defraudó en su primera aparición: dio una asistencia de gol que falló Manjarín. Poco antes, Begiristain también había errado a puerta vacía y en el tramo final lo hicieron otra vez el propio Manjarín, y Radchenko. Pero también a David, como a. todos los demás, acabaron saliéndole telarañas de pura rutina.

Quien pudo revolucionar el partido fue Onésimo, que entró faltando trece minutos. Hizo chirriar la cintura de Viqueira en un par de incursiones desbocadas y le entregó una magnífica vaselina a Míchel en el área. Pero con el tiempo consumido, llegó la jugada de billar que permitió a Radchenko redimir las penas acumuladas en muchos meses. Faltos (le otras alegrías, Toshack y sus muchachos lo celebraron con insólito alborozo.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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