Nurburgring se rinde de a la leyenda
Jacques Villeneuve, hijo del mítico Gilles, se estrena en casa de Schumacher
El famoso circuito de Nurburgring se rindió ayer a la leyenda Villeneuve. Jacques Villeneuve, hijo del mítico Gilles, se adjudicó ayer el Gran Premio de Europa, cuarta prueba del campeonato del mundo de fórmula 1 Jacques, de 25 años, ha necesitado poco más de un mes para ver cumplido su sueño. El piloto canadiense (Williams-Renault) debutó en marzo en la fórmula 1 en el Gran Premio de Australia y estuvo a punto de pulverizar récords subiendo al primer puesto del podio. No lo consiguió en Adelaida, pero ayer no desperdició la oportunidad. Villeneuve invirtió 1 hora, 33 minutos y 26 segundos, siete centésimas menos (1h 33m 7s) de lo que necesitó Michael Schumacher, actual campeón del mundo.Su victoria fue impresionante. Villeneuve realizó una carrera perfecta, no cometió errores y soportó la presión a la que le sometió Schumacher. El canadiense sintió el aliento del alemán en el alerón trasero de su bólido durante las 67 vueltas del circuito, pero finalmente logró traspasar el primero la línea de meta. Schumacher, vitoreado Por las 100.000 personas que presenciaron la carrera, no pudo ser profeta en su tierra -creció en Kerpen, cerca de Nurburgring-. Logró compensar las carencias de su Ferrari gracias a su habilidad con las manos en el volante, aunque no pudo superar el ímpetu de Villeneuve. David Coulthard (Mc Laren-Mercedes) fue tercero y Damon Hill, la gran decepción de la jornada, se situó en cuarta posición. El piloto británico, actual líder del Mundial -se había proclamado vencedor en las tres primeras pruebas: Australia, Brasil y Argentina-, era el primero en la parrilla de salida pero se quedó estancado. Acabó a 33 segundos de Villeneuve, compañero de equipo.
Villeneuve es tenido por un hombre jovial, alegre y agradable. Pero no demostró ayer euforia alguna cuando subió al podio. Y eso que por primera vez en 15 años sonaba por los altavoces de una prueba del Mundial de fórmula 1 el himno de Canadá. Fue en el circuito madrileño del Jarama, en 1981, donde Gilles Villeneuve ganó su última prueba antes de morir. Jacques tenía entonces 10 años. Ayer el campeón controló sus sentimientos. Solo esbozó una leve sonrisa. "Esta victoria es el fruto del trabajo de todo el equipo. Todavía tenemos el mejor coche y esta vez me ha tocado a mí la victoria. Pude aguantar a Schumacher con facilidad, pero no podemos dormirnos en los laureles porque los demás progresan rápidamente, sobre todo Ferrari", dijo Villeneuve. Su frialdad contrastó con el entusiasmo de Schumacher, que dio la impresión de haber ganado. "Ha sido una carrera fantástica", dijo el alemán. "Pero me ha sido imposible superar a Villeneuve. Estamos cerca de la victoria, aunque no sé si en Imola, el domingo, podremos alcanzarla ya que aquel circuito es más bacheado y no me favorece". Hill, pese a su cuarta posición de ayer, domina en el Mundial con 33 puntos, seguido de Villeneuve, con 22, y de Alesi y Schumacher, con 10. Los pilotos de la escudería Tyrrell, Salo y Katayma, 10º y 11º fueron descalificados porque el bólido del primero pesaba menos de los 600 kilos preceptivos y porque el se gundo volvió a la pista tras una salida en la que se le descalificó.
La próxima prueba del Mundial, el Gran Premio de San Marino, se disputará el próximo 5 de mayo en Imola (Italia).
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