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LA TEOLOGÍA Y EL PROBLEMA DE LA RANA

Santo Tomás de Aquino ha sacado de un gran apuro a las autoridades vaticanas, consultadas por un cura de Roma sobre si la rana es carne o pescado. El párroco había sido incapaz de responder a sus fieles ante el menú de abstinencia del Viernes Santo y en la Sede Apostólica se encontraron en un compromiso ante la sin duda sesuda cuestión, sea porque no se habían planteado el problema o porque no incluyen el batracio en su dieta de ayuno. La pregunta recorrió desde la Penitenciaría Apostólica del Vaticano hasta la Congregación del Clero, pasillos y pasillos de curia hasta hallar solución en el antiguo Santo Oficio, ue, sabido es, tantas respuestas drásticas encontraba para todo. Un obispo de la actualmente llamada Congregación ara la Doctrina de la Fe dio con la clave en un libro de teología moral: la rana es pescado.Lo avala santo Tomás, quien

xplica que la Iglesia prohíbe los alimentos cuya ingestión provoca placer y, sobre todo, los que "suscitan en el hombre deseos venéreos", como a carne de los animales que viven y respiran en a tierra. La abstiencia no tiene que ver, en camino, con los pesados y bichos que carecen de Pelé. sangre, que no la tienen ni siquiera fría, entre los que cita la rana, junto a gambas, caracoles, ostras o víboras. No obstante, cabría puntualizar al santo, quizá convenga tener cuidado con las ostras o las gambas, no sea que, huyendo de violar la abstinencia, la parroquia se deslice por otro peligroso terreno: el del capital pecado de la gula-

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