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FÚTBOL 35ª JORNADA DE LIGA

Valladolid y Deportivo se reparten el absurdo

Un penalti permitió remontar al equipo gallego frente a nueve jugadores locales

Valladolid y Deportivo se repartieron un partido absurdo en su desarrollo y resultado final. El Valladolid tuvo que jugar durante casi todo el segundo tiempo con nueve jugadores y pese a que se escapó pronto en el marcador, el Deportivo vivió el encuentro en un constante estado de extravío. Un penalti le metió en el partido, pese a que los gallegos nunca habían querido entrar en él, y la falta de criterio de Brito Arceo puso todo el espectáculo que faltó en el terreno de juego.El Valladolid comenzó el partido dispuesto a sacar el máximo rendimiento a la frágil situación de su rival. Cantatore, consciente de que un solo golpe en el mentón podría anular las posibilidades del Deportivo, ordenó una salida en tromba que encerró al conjunto gallego en su área en espera de que el Valladolid acertase con el remate, y el acierto llegó pronto. Con sólo 20 minutos jugados el Deportivo tenía a su rival a dos goles de diferencia y estaba muy lejos de poder alcanzar un nivel de juego que le llevase a igualar el partido.

El punto de inflexión que determinaría todo el desarrollo posterior llegó en el minuto 34. Torres Gómez golpeó con la mano un balón sobre la línea de gol. Donato transformó el penalti, el defensa blanquivioleta fue expulsado y el Valladolid desapareció del partido.

Hasta entonces el Deportivo había sido un juguete roto en manos de su rival y el penalti no supuso ningún cambio.

El partido terminó de morir en la segunda parte. El Deportivo dominaba otra vez la posesión, controlaba las escasas salidas hacia adelante de su rival, pero los frutos eran nulos. El equipo de Toshack se había colado en el partido por una rendija y en esa precaria situación vivió durante los 90 minutos. Sin embargo, un penalti absurdo, sin tratarse de una situación de peligro, le dio el empate y el conformismo, más fruto de la cobardía y el miedo a perder de que lo que dictaba el desarrollo del encuentro.

Al Valladolid le quedaban por delante 30 minutos de sufrimiento. La expulsión de Vara fue una gota más en la agria copa que ayer les tocó beber a los hombres de Cantatore, que viven los empates (ya van cuatro consecutivos) como pequeñas victorias de cara a ganar la batalla de la permanencia. El Deportivo siguió perdido, desnortado, sin capacidad para sacarle partido a su superioridad numérica, con ritmos cambiantes dependiendo de la entrada en juego o no de sus extremos. Los de Toshack no hicieron más. Se habían encontrado con un punto cuando se veían más muertos que vivos, y sus aspiraciones no parecieron nunca ir más allá.

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