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Olazábal renuncia a jugar el Masters

José María Olazábal ha tenido que tomar una de las decisiones más duras para cualquier golfista: renunciar a la invitación para participar en el Masters de Augusta -11 al 14 de abril-, quizás el torneo más restringido del mundo y uno de los cuatro grandes de la temporada. Era una decisión previsible porque el golfista vasco -enfermo con artritis reumatoide- no se encuentra capacitado para disputar con garantías una prueba de tanta exigencia, pero no por ello menos dolorosa. La de 1996 habría de ser su décima participación en el Masters, un torneo que ya ganó en 1994.El regreso a la competición de Olazábal, de 30 años, sigue estando en el aire. El jugador dio su último golpe oficial el 18 de septiembre pasado y desde entonces había anunciado tres veces su reaparición. Una posible fecha de regreso, según anunció Olazábal al diario Sport, sería el 25 abril, en el Turespaña Masters, que se disputará en El Saler (Valencia), aunque el golfista no descarta tomarse un año sabático.

Ballesteros, mal

La renuncia de Olazábal y el bache de juego que está atravesando Severiano Ballesteros, de 38 años, auguran por primera vez en mucho tiempo un Masters con poco sabor español. Si el año pasado tres jugadores españoles compitieron en Augusta -Olazábal, Ballesteros y Miguel Ángel Jiménez-, en esta edición quizá sólo juegue el cántabro, que disputará su 200 Masters, en el que se impuso en 1980 y 1983.

Ballesteros tuvo que abandonar ayer con fuertes dolores de espalda el exigente The Players Championship (TPC en Pontevedra (Florida), que comenzó a disputar junto a 45 de los 50 mejores jugadores del mundo. "No puedo hacer el swing", dijo cuando estaba a 10 golpes del par del campo y había hecho un cuádruple bogey en el hoyo cinco. De todas formas dijo: "Aún espero jugar la próxima semana en Atlanta y el Masters".

El cántabro sólo ha disputado este año dos competiciones después de tomarse varios meses de descanso tras ayudar a Europa a ganar la Ryder Cup en septiembre pasado. En el Open de Marruecos no pasó el corte y en el de Dubai lo hizo por los pelos.

El mal momento de los portaestandartes del golf español podría, ser considerado también como un síntoma del terremoto que vive el golf mundial. Los jovencitos llegan arrasando -en el circuito de Estados Unidos las tres últimas victorias han correspondido a jugadores que se estrenaban- y están cambiando las reglas del juego. Otra víctima podría ser el alemán Bernhard Langer -otro de la generación de Severiano Ballesteros-, a quien los problemas de espalda le han hecho darse de baja en el TPC. "Es como cuando Bannister bajó de los 4 minutos en la milla", analiza Lee Janzen, un veterano, ganador del TPC el año pasado. "Lo que antes era una barrera infranqueable quedó al alcance de cualquiera y enseguida decenas de atletas bajaron de 4 minutos. Eso es lo que pasa ahora en el golf: las victorias de los novatos animan a los demás nuevos".

Todos esperan, sin embargo, que las grandes citas coloquen las cosas en su sitio. Y que los santones -Norman, Price, Faldo, Ballesteros incluso y los viejos estadounidenses- enseñen lo que es bueno en el TPC y en Augusta.

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