Ganó el oficio
La manta corta. El fútbol es una manta corta, decía Tim. Si te tapas la cabeza te descubres los pies, si te cubres los pies, te descubres la cabeza. Los dos equipos decidieron taparse la cabeza y descubrirse los pies. El resultado fue un partido malo, sin grandeza, que se llevó el que más oficio tuvo.Triángulo de control. Milla, Michel y Laudrup. El Madrid jugó a enfriar el balón con ellos tres. A ratos lo consiguió, pero no fueron capaces de transportar balones hacia arriba. Pasable Milla, pero demasiado alejados Michel y, sobre todo, Laudrup de las zonas militarizadas del campo. La delantera no recibió ningún alimento. Peruzzi tuvo una noche tranquilísima. Precisamente, el único susto serio se lo proporcionó Milla.
Luis Enrique. Sustituyó a Zamorano en la punta del ataque durante gran parte del partido. No funcionó. Tiene perdido el tono de atacante, no conectó con Raúl y su ausencia en las zonas más pobladas del campo se pudo notar. No fue un acierto.
El colmo. El colmo del conjunto desorganizado es plantear un partido a la defensiva y regalar dos goles al equipo contrario. El Real Madrid lo hizo. Primero, un tiro libre, una barrera que se abre y todo el mérito contraído en 90 buenos minutos en el estadio Santiago Bernabéu, que se suma. El segundo, un despiste en el borde del área, un jugador que se queda enganchado mientras los demás se adelantan para provocar el fuera de juego y una semifinal que se va al limbo.
El maleficio de Alkorta. Un buen jugador en la selección, un mal jugador en el Real Madrid. Cuando juega con su club todo lo que puede salirle mal, le sale mal. Incluso llegan a expulsarle cuando está en una camilla. Un verdadero caso de maleficio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.