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Al menos 150 estudiantes mueren atrapados por el fuego en una discoteca de moda de Manila

El final del año académico se convirtió en un infierno para unos 150 jóvenes estudiantes filipinos que murieron quemados, asfixiados o aplastados en el incendio que se desató ayer en una discoteca de Quezon City, un distrito del norte de Manila. Fuentes policiales aseguraron anoche que se habían rescatado 53 cadáveres, aunque uno de los bomberos que participaban en el rescate de las víctimas dijo que dentro podían quedar más de "cien cuerpos"

La discoteca Ozone, una salas de fiesta de moda en la capital filipina, se encontraba abarrotada por unos 300 jóvenes, en su mayoría estudiantes que celebraban el fin del curso académico poco después de la medianoche. Las entradas costaban la mitad del precio habitual. Según los primeros indicios hallados por la policía, el incendio lo desencadenó la explosión de un depósito de gas que se encontraba en la cocina de la discoteca. Según esta teoría, la explosión provocó el hundimiento del techo sobre los jóvenes que bailaban en la pista. Otra versión, recogida entre los supervivientes, señala que el fuego apareció primero en el techo del local. En cualquier caso, el fuego se extendió con una rapidez inusitada y convirtió el local en una trampa de humo.La discoteca Ozone era frecuentada por jóvenes de la clase media alta filipina. Muchas de las víctimas fallecieron aplastadas cuando cundió el pánico y los clientes se precipitaron en medio de humo hacia la salida. Al parecer, y según señaló el oficial de bomberos Efrem Santos, el local carecía de salidas de emergencia.

Testigos de la tragedia relataron a las' emisoras de radio locales que cuando lograron escapar de las llamas aún oían los gritos de auxilio de los jóvenes que habían quedado atrapados en el interior de la discoteca. "Han muerto encerrados", se limitó a constatar ante los informadores el alcalde de Quezon City, Mel Mathay.

Gateando hacia la salida

El jefe de policía de Quezon City, Hércules Cataluña, explicó que resultaba muy difícil contabilizar a los muertos porque se hallaban "apilados unos encima de otros" dentro de la la sala. Los bomberos y los equipos de rescate se encontraron con escenas pavorosas, con cadáveres completamente calcinados y pegados unos a otros. Enrique de Castro, un fotógrafo de la agencia Reuter, corroboró la versión del horror: "He visto montones de cadáveres en la discoteca... Parece como si estuvieran gateando hacia la angosta entrada".Mientras bomberos y equipos médicos intentaban terminar su trabajo, los familiares de los estudiantes se agolpaban expectantes ante la puerta del local. Uno de los empleados de Ozone aseguraba que la mitad de los jóvenes habían conseguido escapar del infierno en que se convirtió con pavorosa rapidez la sala de baile.

A falta de cifras oficiales sobre el número final de víctimas, la catástrofe de Quezon City pasará a ocupar uno de los primeros puestos en el escalafón de discotecas convertidas en catafalcos. A la cabeza de la lista siniestra se encuentra el incendio que en noviembre de 1994 provocó 234 muertos en una discoteca de Fuxin, en la provincia china de Liaoning, seguida de los 161 muertos que se cobró otro fuego en Southgate, en el Estado norteamericano de Kentucky.

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Dentro de ese siniestro recuento se encuentran dos catástrofes españolas: en diciembre de 1983, el incendio de la discoteca madrileña Alcalá 20 provocó 82 muertos, mientras en en enero de 1990 fueron 43 las personas que encontraron la muerte en el incendio de la discoteca Flying, de Zaragoza.

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