La quiníela del Leganés
La broma, o dura demasiado, o no es tal broma. Frotarse los ojos comienza a ser un inútil ejercicio. El Leganés, a día 18 de marzo, es equipo de Primera División. Reflexionar sobre ello provoca un indefinible estado de estupor. 1.300 abonados, unas gradas, por llamarlas de alguna manera, que se descolocan al grito de apenas 5.000 personas. A los alrededores de Madrid ya no es que les toque la quiniela, que les toca. Es, futbolísticamente hablando, algo más, a primera vista, algo relacionado con el cielo.
Pero lo del Leganés está lejos de conclusiones celestiales. Lo etéreo se lleva bien con el 1-X-2, pero mal con esto de darle patadas a un balón. Seguramente es algo más simple, relacionado con el trabajo de Luis Sánchez Duque, su entrenador. Que sigue erre que erre, jurando que el Leganés no puede pensar en ascender, en convertirse, quizás, en el más modesto de los equipos que nunca han conocido la gloria. Duque, y motivos tiene, está en paz consigo mismo y, sobre todo, con unos jugadores a los que, aunque a partir de ahora les caigan chuzos de punta, les sobran motivos para andar con la cabeza erguida y con un inacabable gesto de satisfacción.
Que es como andan los futbolistas del Extremadura, otro al que se le empieza a poner cara de héroe. Está el grupo de Ortuondo desnudo de presunción, convertido en huésped de una Fiesta a la que llega con aspecto harapiento pero henchido dé coraje. Con eso le basta para ser otro de los culpables de esa burlona sonrisa que nace cada lunes en la barra de cualquier bar: "¿Pero alguien se cree que puedan ascender el Leganés y el Extremadura?".
Y eso que al Hércules, últimamente le salen bien hasta los empates. Es tanta su ventaja que ya parece nadar, sin apenas esfuerzo, y guardar la ropa. Se suponía que el único que le podía buscar las cosquillas, en cuanto al liderato se refiere, era el Madrid. Pero ayer se estrelló contra algo así como su sosías, un Athletic gigante. Marcó Guti pero no fue suficiente. El chaval dejó su impronta en dos o tres ocasiones. Nada más. Porque la imagen que quedó de él fue la del derrotado. Y con ser eso malo no fue lo peor. Porque en este mundo del balón, como en todos, la insolidaridad es dañina. Y Guti, sustituido a siete minutos del final, no se quedó en su banquillo, luchando a grito pelado para darle alas al sudor de sus compañeros. Se fue al vestuario, a la ducha, lejos, muy lejos, de donde debería estar un futbolista que se precie de ello.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Kylian Mbappé no puede librar ni contra el Talavera: “Ha sido decisivo, por eso lo dejamos en el campo”
El Baskonia sigue fuerte en el Buesa y suma una victoria de prestigio ante AS Monaco
Muere Hans van Manen, coreógrafo y maestro de la danza contemporánea, a los 93 años
Petro reconoce por primera vez que Maduro es un “dictador”
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”




























































