Suker entra en letargo
Davor Suker vive aletargado desde que estampó su firma en el contrato que le presentó Lorenzo Sanz el 19 de enero de 1996. Poco antes, con todo preparado en Madrid para anunciar el fichaje del croata, el Sevilla recibía un baño en Salamanca (4-0) y Suker fue expulsado. Desde entonces, las apariciones de Suker con el Sevilla han sido desafortunadas. Ha marcado un solo gol, el 24 de enero, ante el Albacete. Su contratación anticipada por el Madrid lo señaló como culpable, a juicio de la grada, de la derrota que sufrió su equipo ante el Racing en el Sánchez Pizjuán. Fue el último encuentro completo que ha jugado el croata, un partido decepcionante.La fidelidad que le profesa el grupo de hinchas más influyente, los Biris, ha logrado mitigar un clima generalizado de animaversión hacia el jugador. Una lesión -lo cual no deja de ser curioso dado que la última que se le recuerda data de 1992- terminó por jugar en favor de Suker porque ayudó a calmar los ánimos en su contra después de varios resultados desastrosos. En el Calderón sufrió una distensión de ligamento de su rodilla derecha. Su ausencia ha coincidido con la mejor tarjeta de puntuación que ha presentado el Sevilla esta temporada: 10 puntos de 12 posibles. El domingo reapareció y no arregló nada. Fue Suplente por primera vez en la temporada pero jugó 27 minutos. Apenas miró de cerca a Prats, portero del Celta.
Si algo preocupaba a Suker en las vísperas de su fichaje por el Madrid era cómo lo aceptaría la hinchada. Una de sus frases más repetidas desde que se sabe jugador del Madrid a partir del 30 de junio es: "Que la gente del Sevilla esté tranquila. Lo daré todo por este equipo hasta el día que me vaya".
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