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Irán estudia opciones para responder a las exigencias antiterroristas de la UE

Si Irán decide acceder a la exhortación de la Unión Europea (UE) a condenar públicamente el terrorismo, no tendría más que invocar una de las constantes de la política oficial de la república islámica. Ésa era la conclusión a la que se podía llegar anoche mientras Teherán comienza a barajar opciones ante la Regada de la troika de la UE inmediatamente después de la cumbre antiterrorista del miércoles en Egipto.

Pero lo que resulta dudoso es que la diplomacia iraní esté dispuesta a actuar visiblemente en función de peticiones extranjeras. Tal es el dilema que aparentemente atrasó la reacción oficial de Teherán al pronunciamiento europeo de Palermo.Otro elemento que impedía conocer con exactitud el pensamiento del Gobierno era el silencio del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su titular, Alí Akbar Velayati, tenía previsto iniciar anoche una gira por la región del Pacífico y seguramente estará de vuelta para recibir a la misión de la Unión Europea.

La prensa iraní se hacía ayer amplio eco de las declaraciones que Velayati formuló el sábado en las que insistió en que su Gobierno ha sido siempre enemigo del terrorismo. Por principio y porque fue víctima de ese fenómeno en los primeros años de la revolución islámica: varios de sus líderes perecieron despedazados por bombas colocadas por extremistas presuntamente apoyados por Gobiemos extranjeros.

En Irán existe expectación por la cumbre del miércoles porque sus líderes, saben que van a ser nuevamente blanco de las acusaciones de Estados Unidos e Israel. Incluso la Autoridad Nacional. Palestina de Yasir Arafat ha dado señales de que se sumará al binomio de acusadores afirmando que "tiene pruebas" de la participación de Teherán en las actividades de los grupos extremistas de Hamás y de la Yihad Islámica.

Eso puede constituir hipotéticamente una novedad. Ni Estados Unidos ni Israel, con sus frondosos servicios secretos, han ofrecido pruebas de la supuesta complicidad de Irán en los ataques contra objetivos israelíes.

El caso del sangriento atentado contra una organización judía en Argentina en 1994, imputado a los iraníes, es un buen ejemplo. A pesar de reiteradas acusaciones jamás se halló una prueba concreta.

Infructuosos desafíos

Como la posición iraní es la de emplazar a sus detractores, el representante permanente de Teherán e las Naciones Unidas, Karnal Jarrazi, desafía periódica prro infructuosamente a Estados Unidos a que muestre pruebas para apoyar todas sus acusaciones. Una de las más recientes tiene que ver con supuestos planes iraníes para fabricar armas químicas en un arsenal secreto y blindado.

Los iranies se están preparando para las andanadas verbales que esta vez partirán desde el balneario egipcio de Sharm el Sheij. Los editoriales de la prensa iraní están cargados de vibrantes arengas a enfrentarse a "las calumnias de los arrogantes", el término que desde el triunfo de la revolución islámica de 1979 se ha convertido en el sinónimo oficial de Estados Unidos.

La posición oficial es que Estados Unidos e Israel están tratando de enmascarar sus fracasos en el proceso de paz en Oriente Próximo y que Yasir Arafat, olvidando los derechos de los palestinos, se está brindando a actuar como un policía brutal.

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