El Partido Popular votó en contra 24 leyes aprobadas con apoyo de CiU
El Partido Popular votó en la pasada legislatura en contra de 24 leyes a las que Convergència i Unió (CiU) prestó su apoyo, junto al del PSOE, para que fueran aprobadas por el Congreso de los Diputados. Algunas de esas leyes son de las más importantes que han salido del Parlamento en los últimos años. Lo cual muestra el grado de confrontación de los populares con los nacionalistas catalanes, y no solo con el PSOE, hasta momentos antes de que las Cortes quedaran disueltas el pasado 9 de enero y se convocaran elecciones para marzo.
Mientras que los diputados de CiU sólo votaron en contra de 2 de las, 133 leyes aprobadas, el Grupo Popular votó en contra de 24. Entre ellas se encontraron la de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la de Telecomunicaciones por Cable, los Presupuestos de 1994 y 1995 y las correspondientes leyes de acompañamiento. También votaron en contra de las leyes reguladoras de la participación, evaluación y gobierno de los centros docentes y de prórroga de mandato de los órganos unipersonales de gobierno en esos centros.Los populares se opusieron a la aprobación de la ley reguladora de la responsabilidad civil sobre daños causados por productos defectuosos, así como de la ley que creó el parque natural de Cabañeros y de las que regularon la televisión local por ondas terrestres, la publicidad electoral en la televisión local y la protección y fomento de la cinematografía. El PP se abstuvo en parte y se opuso a algunos apartados de las plantillas de las Fuerzas Armadas, e hizo otro tanto sobre las medidas urgentes de fomento de la ocupación.
Los populares coincidieron con los nacionalistas catalanes en el voto contra la ampliación de la despenalización del aborto y contra el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 1996. El PP se abstuvo en la reforma laboral, en la ley de Fundaciones y Mecenazgo, en la reforma del Código Penal, en la creación del tribunal del Jurado y en la modificación de la Ley General Tributaría, entre otros proyectos.
En la legislatura pasada, el Partido Popular y Convergència i Unió no cesaron de cruzarse críticas, cuando no descalifaciones. Pocos meses después de las elecciones de 1993, Durán Lleida declaraba que a su partido, Unió Democratica de Catalunya -integrante de CiU- no le gustaba el PSOE para llegar a acuerdos, pero que el PP le daba miedo. En noviembre de 1994, el líder de CiU, Jordi Pujol, dió públicamente "cuatro poderosas razones" para preferir el pacto con Felipe González a un acuerdo con José María Aznar: el PP no tenía votos, carecía de programa, atacaba a la catalanidad y no aseguraba la estabilidad.
En julio de 1995, Pujol arremetió contra los populares por entender que el PP intentaba crear una fractura en Cataluña, "hurgar en llagas y heridas, y deshacer situaciones de convivencia consolidada". Un mes después, el PP replicaba a Pujol que los españoles estaban hartos de él y de su apoyo a Felipe González.
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