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La seguridad de los machos

Johnson y Lewis se enfrentan para cambiar el programa olímpico

¿Quién tendrá más poder? ¿El rey que llega o el que asiste a su progresivo destronamiento? Uno, Michael Johnson, revela la seguridad del macho en su pose, en el doble título mundial en 200 y 400 metros -el primer atleta en lograr tan difícil doblete- y en el convencimiento -refrendado por sus actuaciones en los campeonatos de Estados Unidos en pista cubierta, el pasado fin de semana- de que en los Juegos de Atlanta repetir la hazaña será coser y cantar. El otro, Carl Lewis, recurre al peso de su pasado, a los ocho oros olímpicos conseguidos desde Los Ángeles 84, desdeñando los síntomas de que el fin de su carrera ha llegado alumbrados por sus pésimas prestaciones en los mismos campeonatos (último en su serie de 60 metros). "¡Bah!, no había trabajado el sprint", dice. "Y lo único importante son los Juegos". Johnson se confiesa admirador de Lewis y de Jesse Owens. Y aunque contra el legendario héroe de los Juegos de Berlín 36 poco puede hacer, al ciclón de Houston puede frustrarle los sueños.¿El problema que les enfrenta? Tal y como está planeado el programa olímpico, ni Johnson puede intentar competir en 200 y 400, ni Lewis puede plantearse -su triple desafío, 100, 200 y longitud. La federación internacional de atletismo estudiará las peticiones de ambos a finales de mes. Pero eso parece más difícil de solucionar que un rompecabezas.

Tal y como está el calendario de Atlanta, Johnson debería correr las series y las finales de 200 y 400 metros los mismos días, 29 y 31 de julio. Y Lewis debería saltar y correr el 31 de julio y el 1 de agosto. La solución aportada por Johnson -adelantar un día las series de 400 y retrasar al 31 las series de 200- perjudicaría los intereses de Lewis, al mismo tiempo que la solución de éste resultaría fatal para Johnson, que vería frenada su progresión en los 400 para correr los 200.

Los tres técnicos de la IAAF que intentarán dar gusto a los dos -entre ellos el español Juan Manuel de Hoz-, tienen una tarea peliaguda, para la que aún no saben cuál será su punto de referencia. Porque, ¿a quién debería primar?, ¿a Johnson que promete ser el nuevo rey de Atlanta, o a Lewis, quien ni siquiera puede estar seguro de lograr clasificarse para alguna de las pruebas en las que siempre ha destacado?

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