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El Zaragoza sufre un castigo excesivo

El Ajax gana la Supercopa con tres penaltis y dos hombres más en el campo

El Zaragoza salió injustamente zarandeado de Amsterdam Mientras hubo partido, nunca estuvo por debajo del campeón de Europa y, sin embargo, acabó fustigado por el marcador y desquiciado por un meticuloso colegiado escocés. Primero pagó dos errores propios -un mal despeje de Aragón y un error de Cedrún- que pusieron al Ajax al borde del título. Y, luego, recibió dos latigazos arbitrales: dos aparentes penaltis en contra y la expulsión de Cedrún y óscar en tan sólo tres minutos.Hasta el fallo de Aragón, al filo del descanso, el Zaragoza había urdido un duelo muy aseado. Ante un Ajax aturdido, los aragoneses trenzaron un choque muy equilibrado en todas las suertes del juego. Supo incomodar a los holandeses, sobre todo a su línea defensiva, siempre atosigada por el trabajo a destajo de Dani, Morientes e Higuera. Así, el Ajax. se quedó sin salida y no pudo adueñarse del balón. Y las pocas veces que logró superar la línea media de los maños, bastó que la defensa española diera un paso adelante para diluir la ofensiva local.

Quizá demasiado acongojado por el cartel del campeón de Europa al Zaragoza le faltó pegada. Decisión. En la construcción, su fútbol fue excesivamente beato. Nada atrevido. Una vez que había estrangulado al Ajax, no supo qué decir. Quedó atrapado por el caché de los holandeses y probablemente, su propia inconsistencia de esta temporada.

Su rival exhibió su lado más tenebroso. Sin Overmars, Ronald de Boer y Litmanen el Ajax mostró muchas fisuras. Sin los dos primeros pierde opciones en el uno contra uno. Sin el finlandés pierde orden y gol. Sus relevos (Sholten, Silooy y Kanu) no dieron la talla. Aun tratándose de futbolistas aceptables, siempre estuvieron por debajo del exigente esquema de Louis Van Gal. Y es que el campeón de Europa es un equipo perfilado para especialistas. El sistema nunca se adapta a los jugadores, sino viceversa. Así por ejemplo, sin Overmars, una gacela en la izquierda, Van Gal mantuvo la posición y a falta de otro Overmars en su plantilla tuvo que recurrir a Bogarde, un central fortachón y poco sutil. Ante todo el sistema. Siempre el sistema.

Sin sus mejores especialistas el guión del Ajax fue rutinario, nada deslumbrante. Sobrevivió sin demasiados incordios del Zaragoza y se limitó a silbar el paso del tiempo, a la espera de una fisura rival. Y acertó. El Zaragoza, más timorato, tropezó en el peor momento. Cedrún acababa de parar un penalti inexistente. Y de inmediato marcó Bogarde. Sin más argumentos, el Ajax siguió agazapado hasta que se topó con un manotazo absurdo de Cedrún que regaló el segundo gol a Finidi. El Zaragoza se había autoinmolado. Luego irrumpió el juez escocés y ... el Ajax maquilló el resultado.

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