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El Banco Santander tomará "las acciones civiles y penales que sean necesarias" contra Hachuel

Miguel Ángel Noceda

El Banco Santander tomará las acciones civiles y penales que sean necesarias contra Jacques Hachuel y "los deudores que no paguen". Contra Hachuel ya presentó una querella por estafa y alzamiento de bienes el viernes. Emilio Botín, presidente de la entidad, lo anunció ayer de forma tajante en la junta general extraordinaria celebrada en Santander en respuesta al financiero, que tomó la palabra en el turno de ruegos y preguntas. Para intervenir, Hachuel había comprado el pasado 5 de febrero 100 acciones del banco, al que debe 8.900 millones de pesetas. Botín evitó entrar en política -quizá porque nadie le preguntó- aunque sí hizo una encendida defensa de Maastricht y reiteró su oposición a que siga la concentración bancaria.

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"Nuestras obligaciones son que los deudores paguen y pondremos en marcha todas las acciones civiles y penales que sean necesarias para ello". Emilio Botín lo tenía todo preparado ante la anunciada intervención de Jacques Hachuel y éste no le defraudó. Cumplió con su amenaza y acudió a la junta. Hachuel, que se había situado en un lateral del patio de butacas del Palacio de Festivales, irrumpió en escena en el turno de ruegos y preguntas para intervenir en tercer lugar. Hizo una intervención concienzudamente preparada. El financiero, que desveló que ya le había anunciado a Botín la intervención un día antes, lanzó una batería de preguntas:En relación con la intervención abierta por la fiscalía de Manhattan (Nueva York) al Santander "deseo que me informe sobre si se ha emitido por dicha fiscalía alguna citación que afecte a algún directivo del banco en Nueva York ¿cuál es el objeto de dicha investigación? ¿Existe algún riesgo de responsabilidades económicas para el banco por esa investigación y alguna provisión en las cuentas anuales de 1995 para atender eventuales responsabilidades económicas?" En relación a la información referente a la presentación por el Santander de un acta complementaria a Hacienda, preguntó si es o no cierta la información y cuál es el importe exacto del ingreso complementario realizado y si entre las personas a las que debiera haberse realizado la debida retención se encuentran las sociedades Frhisant, Flhisant, Chehisant, Tolhisant y Belhisant. Por último, en relación a las inversiones realizadas por el Santander a través de sociedades radicadas en Tórtola (Islas Vírgenes) pidió que le confirmaran si las sociedades antes citadas contenían activos por valor de 190.000 millones y si fueron aportadas el 23-6-95 para la constitución de Parasant, radicada en Thónex (Suiza). Y preguntó si dichas sociedades no han sido disueltas a finales de 1995.

Hachuel, que seguramente desconocía que no se sometían a aprobación las cuentas del banco al ser junta extraordinaria, acabó su intervención diciendo que se oponía a la aprobación de esas cuentas. La animadversión de los accionistas que acudieron a la junta se reflejó en un profundo silencio y algún que otro extemporáneo grito.

La siguiente intervención, la de un jubilado del Santander llamado Mariano Sancha, fue la primera respuesta de la estrategia urdida por Botín. Sancha se limitó a preguntar cuándo había adquirido Hachuel las acciones. No tardaría en saberlo, él y toda la junta. Hachuel es accionista del Banco Santander desde el pasado 5 de febrero, día en que compró 100 acciones, las que dan derecho a asistir e intervenir en la junta. Se da la circunstancia de que el día siguiente 6 de febrero, Hachuel anunciaba en varios medios de difusión su decisión de intervenir en la junta y pedía votos de otros accionistas.

Botín fue especialmente distante, altivo y contundente con Hachuel cuando le tocó responderle. "Es una junta extraordinaria y no tengo ninguna obligación de responderle; pero en atención al resto de los accionistas voy a dar cumplida contestación". Pero le cedió la palabra al auditor externo del banco, Enrique Álvarez, de Arthur Andersen, que aclaró que "las cuentas anuales consolidadas del banco expresan en todos los aspectos significativos la imagen fiel del banco". Sobre las preguntas de Hachuel sobre las investigaciones de la fiscalía de Nueva York, dijo que el banco no necesita provisión específica; sobre el acta complementaria contestó que se referían a operaciones en las que el banco ha intervenido como entidad gestora en nombre de otras entidades no vinculadas al grupo y que serán recuperables, y respecto a las sociedades citadas por Hachuel, dijo que se habían liquidado en 1993 y que por ello no figuraban relacionadas. Su patrimonio pasó, según el auditor, a otra sociedad y tiene "como objetivo la optimización estratégica, económico-financiera

y fiscal de la organización internacional". El banco se ha cuidado mucho de introducir estas respuestas del auditor en la memoria.

Después, Botín siguió al ataque y cedió la palabra al secretario general, Ignacio Benjumea, que además de desvelar que Hachuel había comprado las acciones el 5 de febrero, recordó que las relaciones del financiero no son con el Banco Santander, sino con Banesto. Este banco, ahora bajo control del Santander, concedió dos créditos de 7.500 y 6.566 millones de pesetas en 1989 y 1990 a dos sociedades de Hachuel, Portic y Servifilm. El saldo vivo en estos momentos es de 8.900 millones sin intereses. Es, precisamente, esta relación de Hachuel con Banesto la que ha llevado al banco a presentar una querella por no haber entregado obras de arte por valor de 2.300 millones como pago de parte del crédito. Las obras de arte han desaparecido de la sociedad que el financiero había entregado como aval a Banesto (véase EL PAÍS de ayer).

Botín -sentado junto a su hermano Jaime, cerca de sus hijos Ana Patricia y Emilio y de su primo Emilio Alonso Botín- puso el colofón y entró a matar: "La Memoria es de las más completas que se pueden encontrar en el mundo, nuestras obligaciones son que los deudores paguen y pondremos en marcha todas las acciones civiles y penales que sean necesarias". Hachuel no tardó en desaparecer. No quiso hacer declaraciones, pero se cuidó de repartir fotocopias con las preguntas que había realizado.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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