"La ambición es buena pero peligrosa"

C. A. Antes, era un ciclista más. Lo que hiciera o dijera Abraham Olano, de 25 años, importaba a poca gente. Después del maillot arcoiris ha visto lo que es bueno. A fuerza de polémicas, Olano se ha vuelto diplomático. La tangente es su línea.

Pregunta. ¿Ha llegado el momento de desafiar a Induráin?

Respuesta. No me lo planteo en absoluto. Ente él y yo no hay ningún roce. No le tengo ningún rencor.

P. No es eso, le pregunto por un desafio deportivo.

R. No se trata de ganar a Induráin, es ganar la prueba lo que importa. Cuando vas a una carrera vas a ganarla, no vas contra Miguel, Tony o Berzin.

P. En la contrarreloj de los Juegos, Induráin será su mayor rival.

R. Cuando voy a un Mundial o unos Juegos, Miguel no es mi rival, es mi compañero.

P. ¿Se ve capaz de derrotarle?

R. No sé. Dependerá de la forma y del momento de los dos. Pero Miguel es mucho Miguel.

P. Usted es, sobre todo, un ciclista ambicioso.

R. Explíquemelo eso.

P. ¿Qué estaría dispuesto a dar por ganar el Tour?

R. La ambición tiene un límite. Es buena, pero es peligrosa. El límite no es tu propio realismo sino un sentido ético. No me planteo poner en peligro la vida de nadie para lograr un triunfo. A mis compañeros no les echo maldiciones. Prefiero que estén bien.

P. ¿Cuáles su mayor ambición?

R. Lo máximo del ciclismo es el Tour. Me gustaría ganarlo.

P. ¿Cuándo?

R. Hay muchos Tours. Nunca se puede decir cuál puede ser el mío. Ahora mismo mi cuerpo evoluciona. No ha encontrado ningún límite y seguiremos adelante.

P. ¿Qué carrera le gustaría ganar?

R. Tengo en la mente una carrera, una etapa que acabe en Luz Ardiden.