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El Athletic respira en Gijón

El equipo vasco aprovechó el pobre juego del Sporting

Etxeberria y Bolo dieron la cara por Stepanovic, que prolonga su batalla contra la lógica del fútbol. Aparte de sus goleadores, el Athletic fue un equipo más bien pobre, pero ordenadito y conocedor de sus limitaciones. También contó con la colaboración del rival, que empezó en el banquillo. A los tres partidos de su regreso, Novoa tenía un bloque aparente, que entre otras cosas puntuaba siempre. Lo resquebrajó la jornada anterior, con la excusa de la visita del líder, y acabó de romperlo ayer, cuando el rival prometía la mayor de las venturas. Pero el Sporting se ha metido en vía muerta y está temporada acabará por parecerse a las anteriores, todos con el miedo en el cuerpo y la posibilidad cada vez más cercana del descenso o la promoción Novoa ha, desequilibrado la línea más sana del Sporting, la defensa, con la salida de Bango para hacer un hueco a Giner, que está pagando su inactividad. Ni rastro de aquel defensa que en el Valencia llegó a la internacionalidad. El centro del campo, que funcionó bastante bien cuando se formó en torno a Hugo Pérez, es ahora un puzzle en el que no casa ninguna pieza.

Y el ataque, juegue Salinas o Yekini, sólo puede aspirar a un premio al entusiasmo, sobre todo si, como ayer, Lediakhov hace oposiciones para un largo destierro en Siberia. Los ataques de indolencia del jugador ruso son cada vez más frecuentes y, por tanto, más lesivos para su equipo.

Ante un Sporting despedazado, el Athletic sólo tuvo que darle munición a Etxeberria para ganar el partido. Acertó con la primera bala y desperdició bastantes más, pero al final contó con un complemento inesperado. Bolo, el delantero del filial que viene pidiendo paso, abrió muchas veces brecha para su renombrado compañero y acabó llevándose el honor del gol del triunfo, con la colaboración ya habitual de Ablanedo, al que le quedan a desmano los nuevos tiempos de los guardametas.

Además, el gol de Bolo llegó en el único momento de duda del Athletic, tras el empate del Sporting en un contragolpe. Los locales se volcaron entonces con más corazón que juego y, de repente, se bajaron de la nube tras una cascada de errores ofensivos y defensivos, con la guinda de la patada al aire de Ablanedo, que ha pasado de la condición de héroe ante la hinchada local a convertirse en un jugador demasiado sospechoso por sus errores.

La expulsión de Giner permitió al Athletic acabar el partido con una tremenda tranquilidad, la mejor noticia posible Para un equipo que llegó angustiado a El Molinón, donde la hinchada local esperaba una victoria sencilla. Después de sus repetidos desastres, el Athletic pudo detener la hemorragia y tomarse un respiro. Para regocijo de sus creyentes viajeros, los jugadores de Stepanovic se dieron un homenaje impensable en los últimos tiempos en San Mamés.

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