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Misteriosos fuegos en los Alpes

Una serie de incendios inexplicados atrae a vecinos y curiosos sobre un pequeño pueblo francés

Enric González

Moirans-en-Montagne, un pequeño pueblecito francés de 1.500 habitantes, cercano a la frontera suiza, se ha convertído en centro de peregrinaje de parapsicólogos, videntes, brujos, radiestesistas y ufólogos. El desfile de gentes pintorescas sería bien recibido por los lugareños si no acabaran de enterar a dos vecinos, muertos por un fenómeno que fascina los visitantes y a los les angustia: a cadena de incendios sin explicación aparente, con poca ama pero abundantes en calor y humo, ante los cuales los técnicos de la policía y los bomberos se declaraban hasta ayer estupefactos. Ayer, con la detención de un pirómano, empezaron a explicarse algunos de los fuegos. Pero el presunto incendiario confesó haber iniciao sólo siete de los 13 incendios. El caso o está cerrado.El peor día fue el 20 de enero, sábado, con cuatro incendios. Tres en el número 14 de la calle de Cares (iniciados a las 13.45, las 14.00 y las 20.16) y otro, a las 18.30, en el número 6 de la misma calle. El de las 20.16 causó la muerte a una mujer y al bombero que intentaba rescatarla. El pasado 4 de noviembre se registró el primer siniestro. También los hubo los días 7, 11, 12 y 13 de enero. El pasado fin de semana, el fenómeno se reprodujo por dos veces, sin causar víctimas, ante los atónitos ojos del juez de instrucción, de dos técnicos judiciales y de varios equipos de especialistas de Electricidad de Francia (EDF). Como en otras ocasiones, comenzó en un armario. Y, como siempre, pareció surgir de la nada.Los vecinos estaban convencidos, hasta ayer, de que la causa del misterio radicaba en una línea subterránea de alta tensión (20.000 voltios) cuyo tendido abraza el grupo de, casas. Pero la sociedad pública EDF, que ha volcado todos sus recursos en la resolución del misterio, estaba preparada este fin de semana para detectar cualquier. posible anomalía. Las mediciones efectuadas sobre la línea subterránea, los transformadores y el tendido aéreo no mostraron la más mínima pérdida de energía ni antes de los incendios, ni durante, ni después.El juez de instrucción Jean-Pierre Berthet procuró ser sistemático y estudiar todas las posibilidades, incluso las más excéntricas. Buscó fallas sísmicas, fugas radiactivas y emisiones de gas, sin éxito. Los parapsicólogos y demás especialistas, en lo oculto tampoco han encontrado, hasta ahora, el po sible origen de un poltergeist o una intervención fantasmagórica. Según el juez, las dos únicas explicaciones posibles siguen siendo "algún fenómeno inusual, relacionado con la línea eléctrica, o una intervención criminal".

Si la hipótesis eléctrica está resultando difícil de probar, la criminal empieza a hacerse sólida con la detención de un miembro de la familia Raffin, la más afectada por los siniestros. Incluso tratándose de un familiar, cuya identidad no fue dada a conocer, era difícil explicar cómo se las había arreglado el pirómano para prender los fuegos. El grupo de casas donde se han concentrado las igniciones permanece acordonado las 24 horas del día por bomberos y gendarmes, y parece imposible que alguien udiera burlar el cerco. Además, al iniciarse el fuego del sábado estaban en la casa la pareja propietaria y su hijo. "Nadie entró, y nosotros ni siquiera habíamos abierto el armario en todo el día", explicó la mujer. Los propietarios de casas en la zona del misterio siguen acudiendo a ellas cotidianamente, pero duermen en lugares más seguros.

El juez Berthet afirmó desde el principio que alguna de las igniciones podía haber sido provocada por un bromista de mal gusto o alguien con ganas de acrecentar el misterio. El fuego del domingo, iniciado en un cochecito de bebé, mostraba todas las trazas de ser una de esas imitaciones. Pero en varios de los casos una intervención criminal parecía exigir un complejo sistema de ignición a distancia del que, por el momento, no se ha hallado el menor indicio.

El primer examen efectuado sobre los rescoldos del armario que ardió el sábado tuvo resultados completamente negativos. Por si acaso, un paquete de muestras fue trasladado al laboratorio forense de París.

El domingo, el párroco Gérard Thurel dedicó su sermón a los misteriosos incendios. "Todos nos preguntamos cuándo acabará esto", dijo. Y siguió: "Además, es difícil ser observados como animales por toda esa gente que pasa".

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