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Tribuna
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Anguita

Resumen de la situación. Aznar no quiere debates televisivos con. González si no es en presencia de Anguita, y González no quiere ver a Anguita ni en pintura. De la noche a la mañana, el coordinador general de Izquierda Unida se ha convertido en el agente determinante del porvenir electoral, porque si le aceptan en la tríada capitolina va a ser adorado por las cámaras y los espectadores, y si no se le adepta, su ausencia va a recordar todas las ausencias doradas de la historia, incluida 4a del rey Arturo. El ir y venir de Anguita como imaginario traduce el espíritu e unas elecciones en las que todas las fuerzas políticas temen o bien perder por demasiado o bien no ganar lo necesario. El PSOE se conforma a priori con conservar ese 30% que le lance de nuevo tras una breve travesía del desierto; el PP necesita ganar con el suficiente margen como para no quedar a los pies del PNV y CiU, e Izquierda Unida ha de superar un 13% que demuestre la bondad de su discurso en los últimos tres años. De no darse estos felices resultados, el PSOE podría ir a menos a ritmo de bolero, el PP engendraría en su seno huevos de la serpiente de la discordia, y en extramuros, huevos de la serpiente de la extrema derecha. En cuanto a IU, o crece sustancialmente o ha de hacer un análisis muy serio de por qué desaprovechó todas las quiebras le ha regalado el PSOE.

Aznar quiere que Anguita le 1 te al PSOE votos por la izquierda y el PSOE no se los quiere dejar quitar. ¿Acaso la suerte no está ya echada? ¿Ni siquiera nos van a permitir el debate plural a tres, a cinco a los que sean, para que al menos el mediocre espectáculo de esta legislatura tenga un final de apoteosis de revista, con muchas plumas y sombreros frutales? Esta gente es que no da ni las buenas noches.

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