_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Viva la zona

Los últimos acontecimientos demuestran que, como en los viejos tiempos, todo entrenador es en realidad un superviviente. En un deporte cuya grandeza radica, según dicen algunos, en que a menudo gana quien menos se lo merece, esos tipos de lycra y bufanda que inspiran y representan el estilo de juego de los equipos son meros rehénes del azar. Hay que desengañarse: por mucho que nos empeñemos en elucubrar sobre lo ocurrido en éste o aquél encuentro, la calidad y el éxito sólo están en proporción directa a largo plazo. Organizar teorías que defiendan una relación exacta, o incluso aproximada, entre el juego y el resultado, es buscar una coartada para la discusión, si no una manera de perder el tiempo. Los tahúres conocen muy bien el principio básico: la conexión matemática entre méritos y beneficios sólo existe en una hipotética ecuación final. Es decir, cuando el efecto de las malas rachas ha sido definitivamente neutralizado por el de las buenas.No obstante, es cierto que la figura del entrenador medio ha cambiado mucho. Hace quince años era casi siempre la suma de dos personajes de la picaresca: un descuidero junto a un amargavidas. En algún momento estuvo muy bien representado en el Real Madrid por Vujadin Boskov, aquel bondadoso trilero a quien tanto querían sus propios jugadores. Rivalizaba con el Barca de Maradona y de Schuster, y era un fundamentalista del marcaje individual. Tosía, invocaba a Al Capone y preparaba los partidos con la ganzúa en la mano: "táctica es ésta, Camacho se encargará de meter codo in ojo a Maradona, y Ángel a Schuster". Según sus cuentas, Maradona y Schuster deberían jugar durante hora y media con un codo clavado en el ojo. Dado que estarían con el ojo muy ocupado, y que Camacho y Angel deberían tener el húmero muy entretenido, el evento se reduciría a una confrontación de nueve contra nueve; más exactamente, de los nueve mejores del Madrid contra los diez peores del Barcelona. Es justo decir que sus planes de abordaje y victoria casi nunca se cumplieron.Dicen los etólogos que el perro es de su amo, y el gato, de su territorio. Pues bien, gracias a Menotti, Sacchi, Maturana y Cruyff, el juego dio un giro del marcaje canino al territorial. Hoy seguimos decapitando entrenadores como siempre, sin embargo, no debemos confundir a quienes defienden su puesto y su jauría con quienes, como los cuatro grandes, defienden el fútbol.

Quede dicho que todos admiramos la tenacidad del perro, pero algunos preferimos que nuestros futbolistas favoritos marquen en zona. Como los gatos y los centinelas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_