Westendorp recoge velas, pero admite la crisis del euro
Carlos Westendorp recogió ayer velas. El ministro de Asuntos Exteriores afirmó que era harto improbable que sea necesario parar el reloj de la moneda única (euro), cuya hora sonará el 1 de enero de 1999, pero que si fuese necesario, el retraso no excedería unos meses.Reconoció, no obstante, que la unión monetaria sufría, sobre todo en las últimas dos semanas, una "crisis de credibilidad", después de "haber recuperado el pulso" durante el semestre en que España presidió la Unión Europea (UE). Provoca la. crisis la disminución del crecimiento económico. Aún así "la moneda única debe irrevocablemente lanzarse el 1 de enero de 1999", sentenció el ministro, tal y como confirmó la cumbre europea de Madrid.
En el Ministerio de Asuntos Exteriores se organizo ayer deprisa y corriendo una rueda de prensa de Westendorp. Su titular. pretendía, "contextualizar" las declaraciones que hizo el martes off the record (para no atribución de fuente) pero que una agencia de prensa transgredió publicándolas textualmente.
Hace dos días el jefe de la diplomacia española puso en duda que un número suficiente de países estén en condiciones de introducir la moneda única en la fecha prevista y estimó que, si así fuese, sería conveniente "parar el reloj". hasta que se lograse la "masa crítica" necesaria para rematar la unión monetaria.
"No sería saludable" que en ese pelotón de vanguardia no esté, además de Alemania y Francia, uno de los otros tres pesos pesados de la Unión. España lo tiene más fácil que Italia o el Reino Unido "porque combina voluntad política y esfuerzo económico", agregó,
Este discurso poco ortodoxo por parte de un ministro de Exteriores de un país de la, UE suscitó ayer varias reacciones dentro y fuera de España. Antes de que Westendorp rectificase, el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, afirmó que "no habrá paro de reloj", mientras el comisario de Finanzas, Yves-Thibault de Silguy, declaraba que la única posición oficial de España que él conocía es la de Felipe González.
En Madrid, el ministro de Economía, Pedro Solbes, dijo que suponía que su colega de Exteriores podía haber hecho estos comentarios informalmente pero recalcó que en ningún caso representaban la posición oficial.
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