_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Peatones sin espacio

Debo manifestar mi protesta más enérgica por el disparate vertido por Vicente Verdú en su columna titulada Madrid. Ni más ni menos, el señor Verdú dice textualmente: "No saciados con haber aterrado la ciudad con una compacta tropa de chirimbolos, los del Ayuntamiento avanzan. Una de las ideas ahora es un juego de catorce o más piedras calcáreas, en forma de maceteros y base asfáltica, destinadas a entorpecer en las esquinas el aparcamiento de vehículos (sic), el paso de peatones y la serenidad general".De lo dicho se deduce que el señor Verdú parece ser un salvaje para quien está permitido aparcar en las esquinas. Ese hábito del señor Verdú es también pauta de muchos madrileños desaprensivos que aparcan a su aire en las esquinas, hacinándolas de coches de modo que por allí no caben los peatones, y se les roba un derecho de paso natural, lo que origina el triste hecho por el que Madrid es calificada como ciudad tercermundista: hay que cruzar las calles de perfil, rozándose los testículos entre los coches hacinados en los pasos de peatones (y eso cuando no hay doble fila).

Hay que aclararle al señor Verdú que la iniciativa del Ayuntamiento con estos maceteros es precisamente evitar que los coches aparquen en las esquinas, de modo que los peatones puedan cruzar con un mínimo de dignidad. Puede decirse que es la única cosa que, hasta ahora, ha hecho el Ayuntamiento para que los peatones crucen con dignidad (es conocido que este Ayuntamiento liberal extremista ha dado a los coches patente de corso para que hagan en Madrid lo que les venga en gana).

Y mi enérgica protesta deriva del hecho de que tengo a mi hermano tetrapléjico en silla de ruedas y tengo que tenerlo encerrado en casa porque no puedo cruzar las calles vecinas a mi domicilio con él, ya que los cruces de peatones están atiborrados de coches mal aparcados y no cabe la silla. Así que el disparate del señor Verdú incitando a los salvajes de Madrid a aparcar en las esquinas me ha sacado de quicio.

Por cierto: EL PAÍS tiene abandonado este tipo de temas. Todas las personas que conozco comentan que la sección local (esto es, la de Madrid, de EL PAÍS) es un rosario de fruslerías sin ningún calado, así que su contribución a la mejora de Madrid es nula.

-Mi caso: los tetrapléjicos, mujeres con carritos de compra, etcétera, no pueden cruzar las calles; el tercermundismo y la desvergüenza más absolutos.

-La suciedad: propuestas de expertos y gente conocida para mejorar esta lacra.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

- Los ruidos: ídem.

- La contaminación: la contaminación por NO2 es de las más altas de Europa (¿a que usted no lo sabía?).

Por cierto, el señor Manzano y sus adláteres son unos extremistas liberales y ustedes no fustigan este proceder extremista, con lo que se están convirtiendo en mamporreros de su ideología. Y conste que no lo digo por usted, sino por sus periodistas de la sección local. Repito que deben sustituirlos: es vox populi que no dan la talla. Nunca los periodistas tuvieron algo tan "a huevo" y, sin embargo, nunca dicen nada más que fruslerías sin alcance en lo referente al disparatado señor Manzano, uno de los alcaldes más incompetentes y absurdamente extremistas que se recuerdan en Madrid.

Por ejemplo: ahora tenían que estar organizando sus periodistas la grande con la importante partida de autobuses estilo Kit-Kai que acaba de comprar el amigo Manzano. Estos autobuses son una mascarada extremista en cuyo interior se pasea a los pobres usuarios como hombres anuncio. Pues, mire usted, en ninguna ciudad de Europa se ha tomado medida tan extremista como convertir los autobuses en circenses cajones de anuncio, incluso con visibilidad reducida desde el interior. Esto excede los niveles de dignidad, algo que no entiende el extremista liberal que es Manzano, para quien todo vale, porque la dignidad no existe: coches con patente de corso, autobuses Kit-Kat, etcétera.

Y sus periodistas mirando al Sol. ¡Vaya periodistas!

Y, por favor: ayúdenos a los que tenemos familiares parapléjicos. No contribuyan más a nuestra desesperación. ¡Es un derecho de las personas el poder cruzar con dignidad los cruces de peatones!- Andrés Molina.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_