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Entrevista:

"Fue un golpe dulce, pero doloroso"

Elvio Dosantos, 42 años y concejal socialista de Leganés (178.000 habitantes), ha sido el primer Rey Mago que abandonar una cabalgata en pleno recorrido porque un caramelo lanzado con gran fuerza desde el público le pegó de lleno en el ojo derecho.El oftalmólogo le diagnosticó una contusión ocular con erosiones y una pequeña hemorragia. Además sufría desviación del nervio óptico a la izquierda, lo que le sirve para bromear con su afinidad ideológica. "Que el ojo derecho se tuerza un poco a la izquierda, no está mal". Miembro del equipo de gobierno socialista de Leganés, es portavoz de su grupo, primer teniente-alcalde y delegado de Medio Ambiente.

Pregunta. ¿Cómo se encuentra?

Respuesta. Bien, como un rey.

P. A usted sí que le amargó el dulce.

R. A mí me golpeó el dulce. Fue un golpe dulce, pero doloroso.

P. ¿Cuál es el recuerdo que guarda de ese momento?

R. Un destello. Vi la estrella de Belén con toda su cola. Fue una explosión de luz en la cara. Me asusté mucho... [ríe], aunque también creí que era un milagro.

P. ¿Qué le dolió más, el golpe o tener que abandonar la cabalgata?

R. Sin ninguna duda tener que abandonar la cabalgata. Estuve aguantando a ver si podía soportarlo hasta que me fue absolutamente imposible. Recuerdo que bajar los dos peldaños del trono de la carroza y llegar al suelo se me hizo larguísimo. Fue extraño, porque estaba metido e n el papel. Llega un momento, después de haber tocado a los niños y ver cómo te llaman con los ojos, te lo crees. Interpretas algo mágico, algo fuera de lo cotidiano y te fastidia que te obliguen a dejarlo.

P. ¿Qué pasó cuando Gaspar herido entró por las urgencias del hospital?

R. Fue impresionante. Las urgencias del 12 de Octubre estaban llenas y yo allí, de Rey Mago, con una mano tapándome el ojo. Me daba un poco de vergüenza porque era el centro de atención, pero cuando las enfermeras me empezaron a pedir los regalos volví a coger el tono. Lo cierto es que me atendieron muy bien, creo que por ser un Rey Mago.

P. Se han dicho muchas cosas del autor del caramelazo: un joven de unos diecisiete años que podría pertenecer incluso a alguna tribu urbana y que, por la distancia que había, podría haberlo lanzado con un tirachinas. ¿Le gustaría verse cara a cara con él?.

R. Realmente no me interesa. Lo único que me da pena es que haya podido ensombrecer la cabalgata. Lo demás es como en las bodas: se empiezan tirando miguitas de pan y al final hay alguien que acaba mal. Son bromas en las que siempre uno paga el pato.

P. ¿Repetiría el año que viene?

R. Sí, por supuesto, volver a ser Gaspar sería un extraordinario regalo.

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