Entre tinieblas
Empezó con ganas de romper récords. Y lo hizo. Ver al Barca B en acción hace poco era, sencillamente, una gozada. Verle ahora es un suplicio. Seis partidos, seis, llevan los de Quique Costas sin echarse una victoria a la boca.Tan nefasta racha les ha sacado a patadas de un liderato que ocuparon más tiempo que nadie. Hay un dato que lo dice todo: al Miniestadi llegaron a acudir hace tiempo 15.000 personas. El sábado lo hicieron 4.000. El público no lo tiene nada claro. Como no parece tenerlo Quique Costas, cada día más parecido en sus decisiones a su jefe, Johan Cruyff. En el partido del sábado, el técnico del filial colocó en el lado derecho de la medular a Moreno, uno de los mejores extremos izquierda de la categoría. El que también presume de extremo, pero éste juega en su sitio, es el Athletic B, otro conjunto irreconocibie si se revisa su pasado más reciente. Era antaño el Athletic el colista más colista de todas las categorías nacionales. Hoy ni siquiera ocupa plaza de descenso. Buena culpa de ello la tiene Gorka Bidaurrázaga, su número 11. El sábado, en Getafé, metió a trompicones un gol, el 1-2 definitivo, cuyo boceto, dibujado por Edu Alonso, tuvo pinta de obra maestra. Alonso regateó a Caballero, portero del Getafe, con el cuerpo, en una acción que hace años firmó un tal Pelé.Fue éste uno de los pocos detalles brillantes de una jornada pelín espesa, en la que algunos partidos se disputaron entre la niebla climatológica y otros entre las más oscuras tinieblas goleadoras. De esta negrura se escapó el Almería, que se puso las botas en Sestao. El máximo cúlpable de la hazaña (0-4) responde al nombre de Milinkovic que hizo tres de los goles de su equipo.
Bastante peor le fue al Villarreal, que cayó donde caen todos, en Toledo, y que se fue de allí como se van todos, sin marcarle un solo gol a Villalvilla. Debutaba en el Villarreal uno de esos jugadores con un pasado espléndido y un presente lacrimógeno: Belodedic. El rumano pasó de ser considerado uno de los mejores líberos de Europa a buscarse equipo desesperadamente. Lo encontró en Villarreal. Pero su presencia sirvió de bien poco. Claro que no fue el de Vidal el único conjunto qué salió herido de la Jornada. Otros nueve equipos tampoco olieron el gol ni de lejos, al contrario que Gordillo, el zurdo más histórico del fútbol español, que agarró un balón, se descuajeringó en su transporte y lo colocó donde más duele. Cosas de maestros.
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