Entre la conspiración y el 'head hunter'
El 15 de noviembre de este año, pasará a la historia de la consultoría española como la fecha en que se produjo la convulsión empresarial y profesional más importante desde la guerra de secesión en Arthur Andersen. Aquella tarde, seis socios de consultoría de Coopers & Lybrand, anunciaban a Angel Luis Linares, senior partner de la firma, que abandonaban la casa para integrarse en el "proyecto de Ernst & Young". La conmoción fue de siete grados en la escala de Richter. Linares, en esta primera conversación y algunas posteriores, intentó tapar la vía de agua que significaba un grave riesgo para su próspera consultora.La versión de Coopers de esta incursión confidencial es que Ernst ha ejecutado un plan para quedarse, sin gastos de formación, con su consultoría. Detallan que todo empezó en un contacto, en junio, entre un socio de Ernst y José Golderos, que propició un encuentro posterior entre Magarzo y José Luis Díez, presidente de E & Y. Ernst tiene una versión más contundente. "Simplemente, pedimos a un head hunter que buscara profesionales".
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