Y eso que era el colista
Veinticuatro puntos les separaban. Un mundo, el universo entero. El líder se enfrentaba al colista en uno de los choques más desiguales del fútbol español. Y desigual fue. El Athletic de Bilbao arrasó (4- 1), convirtiendo al Hércules de Alicante en un juguete roto, irreconocible. Feísimo. Los de Sarabia han lavado su legañoso rostro de manera espectacular. Tras doce jornadas sin ganar, ahora no saben perder. Ni siquiera empatar. Tres victorias consecutivas, repletas además de goles, han sacado al filial bilbaíno de lo más hondo del pozo. Ya no es el colista, el más torpe entre los torpes. Ya da incluso miedo.Es el de Sarabia un grupo con apellidos de lujo, emparentado por las cuatro esquinas con quienes dieron, y dan, gloria al primer equipo. Allí está José Félix, hermano de Guerrero; y está Gaizka, sobrino de Garitano; y, Oskar, hermano de Alkorta. Su patético inicio de campana no disparó los nervios de nadie, algo que está de moda en la categoría. Manu Sarabia rogaba que las armas le apuntaran a él. Pero apenas encontraba, las de los árbitros. Así consiguió convertirse en el técnico más tarjeteado de categoría nacional, único liderato del que podía hacer gala el club.
El sábado no hubo líder en San Mamés. Sólo hubo Athletic. Cerca de allí, en Vitoria, el Alavés montaba su particular paraíso de los domingos, del que lleva semanas sin escaparse. Un gol de Serrano derribó a Osasuna, un equipo al que le invade con más asiduidad de la prevista el color gris, casi canoso.
Como le invadía al Mallorca, cuyo millonario vestido de pasarela televisiva acababa siempre hecho jirones. Hasta que llegó Morales para aparcar la cursilería y cubrirse de barro. Y de goles. Tres en quince días. Ayer le dio a su equipo la primera victoria foránea de los últimos dos meses. Al pequeño jugador parece venirle grande la categoría, mientras el doctor Beltrán disfruta de lo lindo con semejante chollo.
Pero, para chollo, Jacinto Villalvilla. Ya no es que sea fácil o difícil marcarle goles. Es que es imposible. Sólo el Hércules y el Marbella lo han conseguido. Sendos accidentes, para qué engañarse. Porque en los trece partidos restantes, Villalvilla ha vuelto al vestuario como salió. A cero. El Toledo ha conseguido seis empates. Los seis sin goles, los seis vírgenes. El equipo, es cada día más aspirante al ascenso gracias a sus doce goles a favor, lo que se dice una minucia, ya sus seis en contra, lo que se dice un escándalo.
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