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El regreso de último emperador

La aristocracia manchú se reúne en China aprovechando el cambio

Las cosas están cambiando tanto en china que hasta la antigua dinastía manchú ha dejado de ser mal vista. Ahora que el ambiente ideológico se ha relajado, los viejos aristócratas manchúes recuperan con orgullo su identidad y tratan de impedir la desaparición de su cultura, su lengua y sus costumbres. Este fin de semana se reunirán en el hotel Pekín, situado en el corazón de la capital china, la créme de la créme manchú, unas 700 u 800 personas, entre las que se encontrará pu ren, el hermanastro del último emperador, Pu Yi.Descencientes de la tribu Jurchen, que vivía en el noreste de china, los manchúes recibieron este nombre a principios del siglo XVII, cuando su líder y fundador de la nación manchú, Nurhaci, organizó sus tropas en ocho escuadrones cuya misión era avanzar hacia el suroeste, hacia Pekín, capital del imperio de la decadente dinastía Ming, con la que nurhaci había roto relaciones. en 1964, las hordas invasoras ocuparon Pekín y fundaron la dinastía Qing, que gobernó china hasta su derrocamiento y fundación de la república, el 1 de enero de 1912. Los nuevos emperadores impusieron sus costumbre a los derrocados han (la etnia mayoritaria de China, con el 91% de la población) y obligaron a todos los hombres a rasurarse la parte delantera de la cabeza y a recogerse el pelo en una trenza.

Pu Ren, de 77 años, es el último descendiente de la dinastía Qing, una vez que el emperador murió en 1967 y que el año pasado corriera la misma suerte su hermano, Pu Jie. Pero aún existen diversos parientes entre las ocho grandes familias manchúes, los aristócratas a los que estaba permitido casarse con alguna princesa o cuyas hijas podían convertirse en esposas o concubinas del emperador. Los descendientes de estos aristócratas serán, junto con otros manchúes, los que se reúnan este fin de semana en Pekín.

Ma Xiyun, de 78 años, uno de los principales intelectuales manchúes, asegura que en China hay todavía 10 millones de manchúes de los que unos 160.000 viven en Pekín. Ma es uno de los 12 manchúes que escriben su lengua, y señala que sólo unas 30 o 40 personas son capaces todavía de leer manchú, un idioma en el que están redactados más de dos millones de documentos, la quinta parte de los archivos de la dinastía Qing.Tras el derrocamiento de la dinastía, pu yi fue autorizado a permanecer en la ciudad prohibida hasta 1924, y se refugió en la concesión japonesa en tianjin (sur de Pekín) cuando a principios de la década de los treinta los japoneses conquistaron manchuria, instalaron a Pu Yi como emperador títere del reino de manchukuo. Tras la derrota japonesa, en 1945, Pu Yi y Pu Jie fueron encarcelados varios años, pero no así pu ren, que se dedicó a dar clases como unsimple profesor en Pekín. en general, fueron tiempos muy difíciles para la arisocracia manchú, cuyas principales actividades eran el arte de la caligrafía la pintura y que se vio obligada a vender sus tierras y posesiones para poder sobrevivir.

Desde que Deng Xiaoping impuso en 1979 su reforma aperturista al rígido sistema de Mao Zedong, las etnias minoritarias de china obtuvieron mayores índices de libertad para cultivar sus características propias y su cultura. Así, fue autorizado nuevamente en 1081 el festival anual manchú, Ban Jin, que se celebra este fin de semana. Manchúes llegados de los cuatro rincones del mundo acudirán a su cita anual con el objetivo de recuperar el papel desempeñado por sus antepasados, y especialmente su cultura, sus costumbres y sus tradiciones, muy ricas en rituales.

El respeto a los padres y a las viejas generaciones es el principio básico de la tradición manchú, muy rica en rituales y detalles hacia los antepasados durante las fiestas nacionales, y sobre todo el Ban Jin.

En el noroeste de Pekín existen aún vestigios de los antiguos asentamientos manchúes. en esa zona vivían principalmente los soldados y sus familias, así como otros miembros ordínarios de esa etnia china.

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