Futbolines
La contaminación, el ruido, las prisas... A veces creo que vivir en Madrid es una misión imposible. Cuántas veces he soñado con refugiarme en una cabaña de la sierra de Gredos o escapar a una isla del Caribe o, más difícil todavía, abrirme el coco y pasar un trapo limpio y mojado por el cerebro para quitar toda esa suciedad acumulada.Y como si todo esto no fuera suficiente carga psicológica, existe la preocupante alarma social -oscura, espesa, resbaladiza, agachada en los rincones más recónditos-. Es más: reconozco que, en mi arriesgado oficio de intrépido reportero de investigación, mis artículos sobre malhechores y villanos, lejos de aportar cierta estabilidad, "no han hecho más que aumentar dicha alarma".
Por qué no descargas tus iras en el fútbol, que es lo que hacen las masas?", preguntó hace poco mi actual esposa. "Me parece que los rojiblancos tienen un importante partido contra los merengues. Igual te diviertes y dejas de darme la lata durante unos días. Además, el fútbol está de moda entre destacados escritores e intelectuales como tú.
Aunque nunca he sido aficionado, me di cuenta" enseguida de que llevaba razón: yo tenía que desahogarme durante unas horas gritando y pegando saltos, animando a un equipo u otro, o a ambos a la vez. Por algo se llama él deporte rey: es una importante válvúla de escape social. Luego, podría reflejar sobre la experiencia y escribir un sabio artículo de prensa.
Me preparé a fondo. Escuché programas de radio, y consulté los periódicos en donde fueron entrevistados los principales jugadores. Las preguntas eran sagaces, profundas; aquí no había rodeos, los reporteros iban el grano. Por ejemplo, una pregunta que se hizo mucho era: "¿Qué equipo ganará?".
¡Qué sabios son los jugadores! Pronunciaron verdades como templos. "En fútbol, nunca se sabe qué puede pasar" o "hay que salir a jugar al fútbol" o, "debemos intentar jugar bien". Uno de los entrenadores, por su parte, sostuvo que "a veces surgen problemas durante el juego y hay que buscar soluciones". Una verdad como la copa de un pino.
(Ojalá esa solidez informativa fuera más común. Una sociedad con una persona así no tendría nada que temer a la alarma social. Con preguntas así, in cluso podríamos saber -como señaló el dibujante Máximo en este mismo diario- por qué le atacan al Rey unos y de qué le defienden otros. Por otra parte, me di cuenta de que el fútbol ha adquirido una cultura desconocida en tiempos de Di Stéfano: dos jugadores emplearon la frase a priori. Incluso creí escuchar un sui generis -¿o era un ipso facto?- pero no estoy seguro: era muy tarde y dormía al son de un popular programa sobre deportes).
Varias emisoras establecieron comunicaciones simultáneas coperiodistas deportivos y aficionados. Los periodistas comentaron lo que habían dicho los jugadores; luego, los aficionados comentaron lo, que habían dicho los periodistas; luego... con qué agudeza analizaron las múltiples facetas del cercano partido. Que seguros de si mismos estaban. Yo sentía envidia,lo reconozco.
Estudié detenidamente las alineaciones, especialmente la del Real Madrid, que presentó interesantes novedades. Por ejemplo, me pareció genial la decisión de colocar a Raúl en la portería. ¿Y qué me dice usted dé ese traspaso de última hora con el Barça, que permitió a Jordi Cruyff, que luego marcaría tres goles merengues? ¿Quién dice que Cataluña y Castilla tiene que vivir enemistadas?
La noche del partido me acerqué al estadio Manzanares y cuál no sería mi sorpresa al. saber que jugaba en el otro, el Bernabéu. ¡Qué desliz! Rápidamente fui al Bernabéu, peto no quedaban entradas. Entré en vanos bares, pero estaban a tope. Como no tengo televisor, tuve que escuchar el partido por la radio. Bueno, da lo mismo.. El encuentro, incluso por radio era de los más emocionantes. Todos saben el resultado, esa aplastante victoria del Madrid por cinco a uno.
Como los puntos valen el doble de un derbi, y debido a que, en la siguiente jornada, el Madrid ganó al Racing de San Sebastián y el Atlético pinchó ante el Betis, y luego calculando eso del gol average, pues resulta que ahora el Real Madrid va a la cabeza de la liga, empatado con el Deportivo de Santander y el Rayo Salmantino. Claro que "en fútbol, nunca sé sabe qué puede pasar".
Ramón Mendoza: no tenía usted que haberse marchado.
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