El Espanyol goza con la inocencia del Valladolid
El Espanyol se sacudió ayer la reticencia que tanto enoja a Camacho cuando se cuestiona una trayectoria por otra parte, unánimemente reconocida. Intachable su discurrir por terrenos ajenos, los reparos provenían de sus dificultades para sacar adelante los partidos de casa. La movilidad de Urzáiz y Benítez, la recuperación de Francisco y el deshinibido planteamiento táctico del Valladolid hicieron llegar el triunfo más plácido para los todavía propietarios de Sarriá.El Valladolid fue un equipo limpio y políticamente correcto, muy ecológico, muy franco en su disposición. De hecho fue incluso valeroso, adelantó sus líneas y merodeó el área de Toni. Pero le perdió su ingenuidad y su inocencia. Sus delanteros apenas remataron con algún peligro. De hecho dependió en exceso de Quevedo, un jugador que no sólo tuvo que poner clarividencia en el centro del campo de los suyos sino que tuvo que iniciar las jugadas de ataque y en varias ocasiones, las que más peligro llevaron al área del Espanyol, también tuvo que finalizarlas.
El paisaje urdido por el Valladolid era el panorama que más le gusta al Espanyol. Muchos espacios encontraron ayer Urzáiz, Benítez y Lardín, aunque éste último estuvo muy agobiado por el doble marcaje de Fernando y Juan Carlos... El Espanyol, además, propulsó sus acciones ofensivas con mayor clarividencia que en partidos pretéritos gracias a la reincorporación de Francisco, que salía de una lesión.
Las oportunidades de los de Sarriá hicieron fácil el vaticinio de la llegada del gol. Las combinaciones de sus delanteros fueron fluidas y espectaculares y se produjeron, además, por un centro de la defensa pucelana que echó en falta las, ausencias de sus titulares. La primera parte acabó con un 2-0 que sólo mantenía alguna inquietud en la parroquia local por el recuerdo de lo sucedido 15 días antes ante el Celta, equipo que fue capaz de empatar tras haber sufrido idéntico revés parcial. Pero el Valladolid careció de los recursos ofensivos de los gallegos. El Espanyol tampoco repitió la displicencia de dos semanas atrás y sólo la expulsión de Toni, llevó inquietud a la grada.
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