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Los increíbles domingos de La 2

La segunda cadena de TVE ofrece en bandeja un buen menú cultural

Manuel Rivas

El experimento resulta infalible. Después de un domingo enganchado a La 2, es posible que la red general de carreteras pierda domingueros, pero la humanidad gana sabios. Pruebe y verá.Cuando se levante el lunes y se mire al espejo, se sentirá una persona nueva, con el cabezón de Isaac Asimov, que escribió la monumental Cronología del mundo en la antesala de un dentista, y la fina sensibilidad del ornitorrinco, ese pájaro australiano que adorna sus nidos con pétalos de orquídea.

El asunto empieza al alba, con Euronews, que son unas noticias muy bien confeccionadas, muy bien perfumadas y con desodorante en los sobacos. Mientras se toma el café con croissant delante de la pantalla, uno tiene la sensación de que justamente es, esto y a esta hora lo que hace los europeos ejemplares, desde Jacques Delors a la florista de Brujas. A continuación, That's English. Imbuidos del espíritu de La 2, afrontamos el curso con la disposición de Kenneth Branagh frente al Hamlet. Nada de my taylor is rich. Nos sorprendemos a nosotros mismos murmurando, con un ojo en la pantalla y otro en el periódico recién abierto: "Madness in great ones must not unwatched go" (la locura de los grandes no debe quedar sin vigilancia).

Tras la correspondiente sesión de música clásica, en Los conciertos de La 2, ya puestos en plan estupendo y sublime, nos disponemos a disfrutar de la santa misa. El pasado domingo se transmitió desde Santa María la Antigua, en Vicálvaro. La cámara enfocaba a los jóvenes del coro y a uno le asaltó la nostalgia de la fe, aquellas mañanas claras de monaguillo, cuando te levantabas sin resaca, con los tímpanos todavía no profanados por el ruido mix del sábado noche. La transmisión religiosa resulta, además, muy ilustrativa sociológicamente. A la vista del público, en España sólo las mujeres y los cipreses creen en Dios, aunque sean los hombres los que manden en la Iglesia. En la misa, dirigida por los misioneros del Verbo Divino, tiene una gran fuerza mediática. Son muchos años de oficio. ¡Qué bien suena Isaías, el profeta, en televisión! "De las espadas forjarán arados".

La 2 ofreció a continuación una larga sesión deportiva, pero el estilo no desmereció. En la escalada a Montjuic, el realizador iba alternando la bici de Chiapucchi con vistas de la Sagrada Familia de Gaudí.

Todos esos amantes de la naturaleza que el domingo se dedican a destrozar los montes con sus todoterreno harían mejor en disfrutar de las siestas animales de La 2. Una maravilla. Pocas invenciones humanas pueden competir con el espectáculo de dos monos babuinos despiojándose amorosamente, con un fondo de música de Vangelis. Pero la naturaleza, como los caballos en las películas de Ford, fue el cebo para la inmersión cultural que se avecinaba, un tratamiento de choque probablemente sin parangón en la azarosa historia de la Ilustra ción española.

A lo largo de la tarde del domingo, el espectador va experimentando una metamorfosis catódica que lo transfigura en el pensador de Rodin con mostacho de Juan Cueto. La llamada caja tonta se convierte en una claraboya de la biblioteca de Oxford. A las seis de la tarde fuimos amablemente invitados a adentrarnos en el arte neoclásico; a las siete descubrimos que el esqueleto humano se compone de 206 huesos, a las ocho aprendimos a podar un rosal, a las nueve a empapelar una habitación con el arte con que Christo, dos horas después, en Metrópolis, envolvió el Reichtag. Y el concurso, el Lingo, es para académicos populares de la lengua.

Y si hay noticias, ¿quién las presenta? Por supuesto, Fernando G. Delgado, premio Planeta de novela.

No me extraña que algunos políticos hablen de prescindir de la segunda cadena pública. Un adicto consecuente al domingo de La 2 sólo dejaría la pantalla para votar si el escaño se lo disputaran, por ejemplo, Fernando Savater y el director del Real Jardín Botánico.

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