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Una nueva caída del peso lleva el pánico a los mercados mexicanos

Javier Moreno

La ya crónica inestabilidad política que sacude México se alió ayer con el nerviosismo de los inversores sobre el futuro del país. El resultado fue el golpe más duro a la moneda mexicana desde los agitados días tras la devaluación de diciembre pasado. En unas cuantas horas, el peso perdió un 6,5% de su valor frente al dólar ante las miradas atónitas, de los operadores de divisas y del Gobierno, cuya posición se vuelve más insostenible cada día que pasa. En Ciudad de México, un dólar costaba ayer 7,23 pesos, cuando apenas hace unas semanas se podía comprar por 6,25.

El presidente Ernesto Zedillo y su equipo económico se están quedando así sin margen de operación. Todos los indicadores económicos, casi sin excepción, han empeorado en las últimas semanas. La inflación vuelve a superar el 2% mensual (tras caer por debajo, de ese nivel en agosto), el deslizamiento de la Bolsa cuesta abajo es continuo y el consumo presenta encefalograma plano. Al cierre de esta edición, Zedillo se encontraba reunido con carácter urgente con los principales dirigentes de la patronal mexicana en su residencia oficial de Los Pinos, analizando la gravedad de la crisis.Aunque el panorama no ha cambiado mucho en las pasadas tres semanas, dos factores, uno económico y otro político, han desencadenado el pánico de ayer. Por una parte, el miércoles se supo que el Gobierno ha vuelto a pedir a Estados Unidos (por tercera vez) retrasar la devolución de una parte del préstamo (1.300 millones de dólares) con el que la Casa Blanca salvó a Zedillo de la bancarrota y que vencía a fin de mes. Por otra, la confusa detención en plenas conversaciones de paz del presunto comandante Germán, uno de los máximos dirigentes de la guerrilla zapatista alzado en armas en Chiapas, complica la posibilidad de lograr la estabilidad en este pobre y convulso, Estado del sur de México.

Todo revuelto ha sido demasiado. Muchos bancos tenían ayer órdenes masivas de comprar dólares desde antes de abrir el mercado de cambios, lo que llevó a la divisa mexicana a perder hasta un 8% en pocas horas, aunque se recuperase ligeramente al final. Lo mismo sucedió con la Bolsa. Tras perder un 3,8% el miércoles, el índice accionario cayó ayer otro 3%, y sólo la intervención masiva de las agencias financieras del Gobierno logró limitar las pérdidas a última hora a un 0,85%, según las fuentes del mercado consultadas.

[Incluso la Bolsa de Nueva York sufrió el efecto de la caída en los mercados mexicanos. El Dow Jones perdió 49,86 puntos al cierre y quedó a 4.703,82, tras haber llegado, a perder 83,82 a las 15.08 hora local (las 21.08 hora peninsular española). Con el fin de evitar un crash, el sistema automático de ralentización de transacciones entró en funcionamiento a partir de que las pérdidas rebasaron los 50 puntos.

En Europa, los mercados se habían comportado durante toda la mañana de forma errática, pendientes de la cotización del dólar. Como éste, a su vez fue responiendo a muy distintos acontecimientos -datos e coyuntura en Estados Unidos, hospitaliación de Yeltsin y depreciación del peso-, el resultado fue una sesión de continuos altibajos en la que la peseta se deprecio frente al dólar (cerró a 121,65) y al marco (cerró a 87,38).

Las Bolsas se contagiaron de la inestabilidad de las monedas. Madrid cayó un 0,66% y cerró su índice en el 292,99%, con un escasísimo negocio. Londres cayó un 0,51%; París un 0,57% y Francfort, un 0,85%.]

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