Fútbol y marcador
Un relámpago. Un pase preciso de Michel al corazón del área, un control de Esináider con la punta del pie seguido de un remate seco, abajo. Un gol. Un relámpago brillante que acabó en gol. Lo suficiente para mantener al público en calma, a pesar de que el equipo contrario mandaba en el juego. Los grandes equipos tienen, en las buenas y en las malas, eso: jugadores capaces de provocar un relámpago en la oscuridad.Redondo. Muy bien esta vez, con todos los méritos añadidos por los precedentes del partido: su propia situación en el equipo y él hecho de que el rival fuera el Tenerife. Jugó con concentración y acierto. Cortó mucho, entregó bien y fue arriba mas que nunca. En la primera parte remató tres veces a puerta y cuando llegó el segundo gol de Sandro pisaba el borde del área. Por encima del resto.
El juego. Lo controló el Tenerife, en especial en la primera parte, en la que casi puede decirse que borró al Madrid gracias sobre todo a una presión más convincente y a la forma en que cerró las bandas al rival. Su buen juego podría haber provocado un nerviosismo insoportable en las gradas a no ser porque el Madrid, aunque fuera por detrás en el juego, iba por delante en el marcador. Y los públicos perdonan el mal juego si en el marcador se va por delante.
Laudrup. Mal otra vez. Desconectado y sin inspiracióni. Acabó sustituido por Sandro, con el que Jorge Valdano buscaba sin duda que el Real Madrid mimara algo más el balón. Sandro juega algo nervioso en el Madrid, pero cazó un gol que le dará mucha calma.
Puntos y calma. Eso es lo que ganó el Madrid ayer. El funcionamiento no fue el de los últimos partidos, pero en la situación actual los puntos y la calma son más necesarios que nada.
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