El Sevilla se refugia en Europa
Juanito, en el minuto 90, consigue una victoria mínima frente al Olympiakos
Los dioses no fueron ayer griegos. Abandonaron el Pireo para aliarse con un equipo que agonizaba a orillas del Guadalquivir. El Sevilla derrtó al Olimpiakos de Atenas con un gol cargado de épica y conseguido en el minuto 90. El conjunto griego mereció mejor suerte, y fue superior en el terreno de juego, pero fracasó en el último minuto. La victoria mínima mantiene las esperanzas de clasificación para el Sevilla, aun que por lo visto ayer, el conjunto que entrena Juan Carlos Álvarez deberá mejorar mucho para dejar en la cuneta el equipo griego.Visto el primer tiempo, cualquiera que se hubiera tenido que enfrentar a este equipo en la caseta hubiera apostado por irse. Los 45 minutos iniciales fueron para olvidarlos o empezar a dar finiquitos a más de uno. El nuevo entrenador del Sevilla optó ayer por volver a apelar al coraje, al orgullo y a la entrega, y le surtió efecto.
Enfrente, el Olimpiakos, pese a que lleva 21 partidos sin conocerla derrota, no parecía ningún ogro, aunque por fases se mostró muy superior y parecía que jugaban a orillas del Pireo en lugar de en Nervión. Los griegos fueron los que llevaron la iniciativa en la primera mitad.
En la segunda mitad el juego se. planteó con más riesgos. El Sevilla echó lo que le quedaba de aliento para buscar renta. El Olimpiakos ofreció su mejor juego al contrataque. Suker, por dos veces, y Monchu, pudieron en jugadas aisladas conseguir el gol deseado. Pero el croata no estaba, ayer para nada y tanto él como el asturiano se encontraron en" su camino con Randos. Los griegos se asustaron de las ocasiones, reestructuraron el centro del campo y comenzaron sus oleadas a la meta andaluza. Karapialis se erigió en el mejor argumento: le anularon un gol por fuera de juego y cabeceó al postea 10 minutos del final.
El empate parecía inamovible. Pero surgió el milagro. Un centro perdido sobre el área griega provocó el único error de la zaga y de su portero. El rechace de Randos rebotó en el pecho de Juanito y el balón llegó a la por tería del equipo griego.
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