Induráin supera su registro en el primer entrenamiento, pero no alcanza a Rominger

La velocidad alcanzada por Miguel Induráin en su primera prueba seria de cara al récord de la hora -dos series de 14 kilómetros- puede parecer decepcionante en una lectura ligera. En la primera tacada de kilómetros, Induráin tardó dos segundos más que Rominger -poseedor de la marca con 55,291 kilómetros- en recorrer cada kilómetro; en la segunda,- un segundo más. "Éste no lo logra" proclamaban algunos espectadores. No parecían ver las circunstancias que rodearon el madrugador ensayo del navarro. Miran do otros datos -frecuencia cardíaca, producción de ácido láctico- aparece otra verdad: si Induráin y su equipo logran que el domingo, cuando está previsto el asalto, no haya viento, ni humedad, ni rocío, ni lluvia, ni haya aviones despegando del vecino aeropuerto de Bogotá, los 56 kilómetros por hora están al alcance de la mano.El récord de Induráin en altitud se ha convertido en una prueba de salto de obstáculos. Y ahí está Induráin en plan torero: si el tiempo no lo impide recuperará el récord de la hora. Los datos que le ha suministrado el anemómetro indicaban a Induráin que la franja horaria de menos viento ocupa en el velódromo de 4 a 8 de la mañana -10 a 2 de la tarde en España-. Así, que todo el equipo del récord se fue al velódromo a las 7 de. la mañana para el ensayo. Pero hasta las 8.40 no pudo empezar a serio. Al llegar, una sorpresa desagradable: el rocío del alba había dejado la pista de cemento como una pista de patinaje. La tecnología punta que rodea todos los entresijos del intento se convirtió, por arte de birlibirloque en escobas, cepillos, mopas y toallas. Luego comenzó a soplar el viento. Y un viento no regular, sino en ráfagas, que se incrementaba a cada despegue de un avión, más o menos cada tres minutos. Las vallas publicitarias que se están instalando en las curvas del velódromo no sirven tanto. para frenar el viento como para proteger la pista de súbitas rachas. Aún no están montadas del todo, con lo que Induráin se vio inmerso en un baile de fuerzas contrapuestas. "Iniciaba una recta a 55 kilómetros por hora y la terminaba a 52'' explicó Induráin.

En el primer ensayo, con un desarrollo de 9,21 metros -inferior incluso a los 9,36 que las matemáticas dicen que es el que tiene que utilizar el domingo-, Induráin no encontró el ritmo en ningún momento. Su cadencia media no superó las 98,5 pedaladas por minuto. Todo, por culpa del viento.

Para el segundo intento Induráin redujo el desarrollo a 9,06 metros por pedalada. Automáticamente su cadencia aumentó, pero no la regularidad deseada. Pedaleó como la seda -su adaptación al velódromo y a la Espada es casi perfecta, mucho mejor que hace un año-, pero otra vez, a base de fuerza, el mal que se busca evitar. Incluso en los cinco primeros kilómetros rodó a velocidad de récord -invirtió en esos 5.000 metros cuatro segundos menos que Rominger-, pero no pudo mantener ese ritmo sin agotarse.

Induíáin deberá intentar el récord a una hora comprendida entre las 6 y las 8 de la mañana, con lo que deberá afrontar otros problemas. Será difícil que encuentre las condiciones ideales, pero no las, menos malas. Si salta a la pista muy pronto, el frío en Colombia se está en primavera y aún hay relente de madrugada- será un enemigo; junto a él, la humedad. Lo del rocío va camino de solucionarse: se intentará tapar el cemento por la noche con mantas absorbentes y dejar encendidas las luces del velódromo. También se contratará una cuadrilla de limpieza. Entonces, si no sopla viento, si la pista está seca, si la temperatura no baja de los 15 grados y si, la humedad no se mantiene muy alta, Induráin podrá mover a 100 pedaladas por minuto el de sarrollo de 9,36 metros, con regularidad. Potencia para ello tiene. Si las condiciones se mantienen imposibles Induráin embalará su bicicleta, cogerá el primer avión para París, donde el martes se presenta el Tour. Hecho eso, se olvidará del récord por un tiempo.