"Los ingenieros se olvidan de los ciclistas"

José Antonio García era uno de esos niños que por encima de todas las cosas deseaba una bicicleta, y cuando la consiguió, ya no quiso separarse nunca de ella. Ni sus padres, en la infancia; ni su novia, en la juventud, lograron que este hombre se apease, de su vehículo de dos ruedas. La afición por el ciclismo le llevó, a, sus 31 años, a superar incluso la pérdida de parte del brazo derecho cuando trabajaba manejando una máquina de perforaciones. Carente de dicha extremidad, José Antonio habilitó su bicicleta poniendo los frenos a la izquierda, y con ella consiguió medalla de bronce en las Paraolimpiadas de Barcelona 92. Después se proclamó campeón de España de ciclismo para minusválidos en 1994 y 1995. En la actualidad, y a sus 39 años, este madrileño corre 80 kilómetros diarios y se prepara para el Mundial de Atlanta.Pregunta. ¿Qué le sorprendió más de las Paraolimpiadas de Barcelona?

Respuesta. Me quedé asombrado al ver a un americano que tenía las dos piernas amputadas de la rodilla para abajo y, con dos prótesis de carbono, batió el récord del mundo en atletismo, quedando a dos segundos de Carl Lewis. También me sorprendió la velocidad con la que nadaban algunos deportistas a los que le faltaban las piernas.

P. ¿Cómo llegó usted a participar allí?

R. Si no es por un seleccionador deportivo de la Organización Nacional de Ciegos no me presento a Barcelona, porque, a pesar de llevar muchos años con la licencia de la Federación Madrileña de Ciclismo y ser el único que competía en aficionados, no se preocuparon mucho por mí.

P. Y Madrid, ¿qué posibilidades ofrece a este deporte?

R. Casi ninguna. Los ingenieros de Madrid no han pensado en los ciclistas porque se olvidan de hacer carriles protegidos. Con tanta vía de incorporación, no hay sitio para nosotros. Tengo amigos de la capital que cogen el coche y se vienen a los pueblos del sur, donde hay más campo y menos tráfico en las carreteras.

P. ¿Usted conoce alguna ciudad realmente preocupada por los ciclistas?

R. Múnich, por ejemplo. Allí tienen unos carriles bici impresionantes por los que circula mucha gente que incluso deja el coche y va a trabajar en bicicleta. A mi juicio, son muy beneficiosos porque reducen la contaminación, y yo creo que en Madrid no resultaría demasiado costoso ponerlos.

P. ¿Cómo se desarrolla su vida ahora, aparte de sus actividades relacionadas con el ciclismo?

R. Me levanto a las ocho y media de la mañana y entreno hasta las tres de la tarde. Luego me voy a trabajar de controlador a unas instalaciones deportivas que hay en la localidad de Fuenlabrada.