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El año de la resaca

El tenis vive la peor temporada de la década, después de un 1994 coronado por los éxitos

Una simple ojeada a las estadísticas arroja un balance desalentador. En los nueve meses que se llevan de esta temporada, el tenis español ha conseguido solamente tres títulos masculinos, ocho femeninos y ninguno del Grand Slam. Son las cifras más bajas de la década de los noventa, semejantes sólo a las de 1992. Y a años luz de la euforia que se vivió en 1994, cuando el tenis español alcanzó sus cotas más altas, con 26 títulos, cuatro de ellos del Grand Slam. Esta campaña, además, la empeora el descenso a Segunda División de la Copa Davis. Es el año de la resaca."Ni éramos tan buenos, ni somos tan malos". Es la primera reflexión que surge cuando se buscan los motivos que han llevado a la situación actual. El tenis español vivió en las nubes el año pasado. Y ahora paga las consecuencias de aquella euforia desmesurada. En Roland Garros se pasó de colocar a tres finalistas y de ganar dos títulos a disputar una semifinal masculina y una final femenina. En Wimbledon se pasó de ganar el título a disputar la final. En el Open de Estados Unidos el listón pasó de un título a una semifinal. Y en el Open de Australia se igualó el balance cuando Arantxa disputó otra vez el título.

Individualmente, Arantxa salvó sobradamente su temporada: jugó la final de tres de los cuatro Grand Slam y ganó dos títulos del circuito. Conchita elevó su cifra de torneos a seis pero no repitió en Wimbledon. La débâcle llega en el apartado masculino. Sergi Bruguera anda muy lejos de sus marcas anteriores. Por el momento, está quedando inédito y sólo ha alcanzado la final de Roma. En Roland Garros, donde había ganado dos veces consecutivas, perdió en semifinales. Y Alberto Berasategui ha bajado su listón de ocho victorias a una.

La cuestión que se plantea, pues, es que si los abanderados no funcionan, los títulos no llegan. Y esta temporada, Sergi Bruguera y Arantxa Sánchez han sufrido lesiones importantes en la rodilla y en el tobillo respectivamente, que han distorsionado sus campañas. Por otra parte, Berasategui quedó absolutamente saturado al final de 1994 para clasificarse para el Masters. Y aún paga aquel esfuerzo.

Lo más trágico fue el descenso del equipo español a Segunda División de la Copa Davis. Pero fue más una consecuencia de la concatenación de errores de planificación que se produjo, que de la superioridad del equipo mexicano. La pérdida de la categoría del Grupo Mundial resulta especialmente amarga porque la mayor parte de las estadísticas siguen apuntando a España como una de las mayores potencias mundiales del momento.

Sin embargo, muchos países firmarían un balance como el del tenis español en 1995. Repetir lo de 1994 es prácticamente imposible, y más con el regreso de Monica Seles al circuito femenino. La situación no es alarmante. España sigue siendo el segundo país con mas jugadores -12- entre los 100 primeros del mundo, superado sólo por Estados Unidos -15-. Y sigue manteniéndose entre los países que anualmente sitúan a más jugadores noveles entré los 100. Esta temporada ha supuesto el reconocimiento de Albert Costa y de Carlos Moyá, y también la confirmación de Àlex Corretja y de Alberto Berasategui entre la élite mundial. El futuro está asegurado. Y el presente lo configuran jugadores de un nivel tan alto como Bruguera, Arantxa, Conchita, Berasategui, Corretja, Carlos Costa y muchos otros que, libres de lesiones, devolverán a España al lugar que le corresponde entre las grandes potencias.

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