_
_
_
_
Entrevista:

"Las marionetas han encontrado su sitio en el Retiro"

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Ismael Peña (59 años), segoviano afincado desde hace 11 años en Sevilla la Nueva (1.600 habitantes), acaba de desempolvar, de entre sus 20 colecciones distintas de antigüedades, la de marionetas, para mostrarla en el parque del Re tiro durante el mes de agosto. Sus colecciones de instrumentos musicales, botijos o trajes regionales -por cierto- se han salvado casi por los pelos de la última tromba de agua. Muchos recordarán todavía al Ismael televisivo que campaba por la programación infantil de los años setenta al frente de la Banda del Merlitón. Fue precisamente rastreando entre juguetes antiguos como Ismael comenzo su colección de títeres.

Pregunta. ¿Por qué las marionetas se mueven en la marginalidad? Respuesta. Las marionetas se ciñeron al mundo del niño durante el franquismo, se hicieron muy simples y muy moralistas, cuando siempre habían sido un escudo cínico, faltón, osado y crítico. Tenemos la excepción de Mari Carmen y sus muñecos, Doña Rogelia es un ejemplo típico de la mordacidad de la marioneta, que dice lo que Mari Carmen jamás se atrevería a decir. A través de la marioneta se ha criticado siempre la autoridad, pero aquí hubo marionetas cursis y moralistas.

P. ¿Qué argumento elegiría ahora para representar un retablo crítico?

R. Creo que la actualidad entera. Evidentemente sería una especie de oposición divertida. Todo los fallos que ahora sabemos que existen, que son humanos y dolorosos, servirían para la crítica. Si coges el periódico, de la primera página hasta la última sirve para una función.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

P. ¿Cómo localizó las marionetas que componen la colección?

R. El azar hizo que empezaran a caer en mis manos. Era difícil conseguirlas porque la mayoría han sido destruidas. Desde principios de siglo el mundo de las marionetas ha caído en desgracia.

P. ¿Qué tradición titiritera tiene Madrid?

R. En Madrid hubo un marionetista famoso, que actuaba en el Rastro a finales del siglo XIX, El gallego de los curritos, que se dedicaba a representar romances de la época. Pero, sobre todo, ha tenido grandes constructores de marionetas, como Manuel Meroño y Alberto Urdiales. También es importante el grupo del Espejo Negro, de Málaga.

P. ¿Vive Madrid buenos tiempos para la marioneta?

R. Ahora hay un auge interesante con varios festivales internacionales, como el del Retiro. El más importante es el que se celebra en Segovia, que lleva 15 ediciones. En Madrid las marionetas han encontrado su sitio ideal en el Retiro.

Títeres con cabeza. Casa de Vacas del Retiro. Entrada libre.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_