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Apuros de Cacho, Viciosa y Anacleto

La velocidad terminal de los tres atletas les coloca en la final

Fermín Cacho e Isaac Viciosa estarán en la final de los 1.500 metros. No es poco, ante la legión de buenos corredores que se apelotonan para disputarse ser el segundo del argelino Nurredine Morceli. Este se ha convertido en el Bubka del medio fondo: en la cúspide se encuentran él y sus récords; el resto hace de comparsa.Cacho perdió en las semifinales el respeto que se ganó en las eliminatorias. Tras correr de nuevo muy bien 1.300 metros, codo con codo con Morceli, hasta que éste se despegó para evitar problemas, quedó paralizado ante el aluvión que le llegaba desde atrás. En 100 metros pasó de segundo claro a tercero, a cuarto, a quinto y, por unos centímetros evitó el sexto puesto, lo que le hubiera conducido al infierno.

"No es que me quedara sin gasolina, es que como la carrera había sido lenta la gente no se había desgastado y llegó muy fresca a la meta, más rápida de lo que esperaba; de tener todo controlado a falta de 200 metros pasé a tener algún apurillo por no esprintar fuerte", fue lit explicación de Cacho.

Morceli, al contemplar de reojo tan reñido final tras de sí, se acercó enseguida a Cacho para preguntarle si se había clasificado. Fue un detalle. Por él ya nada más pudo hacer. Le había marcado el ritmo durante tres vueltas y, a continuación, le señaló el momento de salir de, estampida para clasificarse sin apuros. El problema fue de Cacho, que se confió para ahorrarse energías ante la final.

Viciosa, en cambio, compitió sin reservas. Sólo tenía una opción, entregarse para entrar en la final. Perdió la lucha por los cinco primeros, pero le salvó la repesca. De algo le valió al menos afrontar la recta final de la carrera como si en ello le fuera la vida, ignorando que tendría que correr de nuevo mañana. "Sólo confiaba en que si no lograba alguno de los cinco primeros puestos, me clasificaría por tiempos, porque llevábamos un ritmo infernal", confesó.

Las semifinales de 5.000 metros no depararon igual suerte, porque sin la criba previa de las eliminatorias -fueron anuladas- no cabían tantos pretendientes válidos para los 15 puestos de la final. Entre africanos (15) y el campeón olímpico, que es blanco (Baumann, Alemania), ya estaban copados todos los lugares. Sólo entró Anacleto Jiménez en la final por la repesca de mejores tiempos. Molina, que llegó a los Mundiales con la segunda mejor marca europea, y Pancorbo elevaron a 34 los atletas españoles que se han despedido de los Mundiales sin alcanzar el objetivo propuesto.

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