Johnson, a media zancada del récord
El estadounidense estableció la mayor diferencia de la historia en una final de 400 metros
Cuando el cronómetro marcaba 43 segundos y 29 centésimas, el eje del cuerpo, de Michael Johnson sobrevolaba la última de las cinco rayas con que se señalan en la línea de meta cada uno de los cinco metros finales de una carrera. Se encontraba dando su última zancada y cuando la culminó, el reloj se detuvo en 43.39, diez centésimas por encima del récord del mundo que está llamado a batir. El destino quiso que no fuera ayer. De cualquier otro suceso acontecido ayer en la final de 400 metros no cabe hablar. Johnson estableció en ella la mayor diferencia jamás habida en la historia de los Juegos Olímpicos o Campeonatos del Mundo, 85 centésimas, que traducidos a metros son 7,6, es decir, que cuando Johnson cruzaba la meta, Reynolds, que no es otro que el plusmarquista mundial, aún no había llegado a esa zona de líneas que advierte del término de la carrera.Johnson, de 27 años, no pierde una carrera de 400 metros desde 1989. En este tiempo ha ganado 46 finales. La de ayer no será una más si la acompaña dentro de 24 horas con una victoria en los 200 metros, porque jamás un atleta ha conseguido hacer compatible estas pruebas. Hay precedentes de victorias en 100-200 metros, 400-800 y 800-1.500, pero no en 200-400. Anuncié que lo iba a intentar y todo hace preveer que lo conseguirá, sobre todo porque los 200 metros se le dan mejor que los 400, gracias a la velocidad natural de la que disfruta.
Johnson es, ante todo, un velocista, porque mantiene una frecuencia elevadísima de zancadas. Son muy cortas y eso provoca un estilo mecanizado, de movimiento muy rápido de manos. para acompañar cada zancada, el arqueamiento de la espalda y el ladeo de la cabeza hacia la curva, como queriendo contrarrestar la fuerza centrífuga. Es un poema verle correr y podría corregirse, pero iría en detrimento de su eficacia: a mayor longitud de zancada, menor frecuencia. Johnson, entonces ya no sería un velocista. El mismo admite que tiene estilo de pato: "Tengo las piernas muy largas y sé que corro feo, pero ¿para qué voy a cambiar de estilo si me va bien así?".
Esta temporada ha trabajado la resistencia para encontrar en el tiempo el rival que no encuentra entre los hombres sobre la distancia de los 400 metros. Se quedó a diez centésimas, o lo que es lo mismo, 92 centímetros, debatirle. Se fue a por él a los 250 metros, aumentó las revoluciones. en la curva, las mantuvo ya los 380 metros sus piernas notaron el esfuerzo de las tres carreras eliminatorias, porque hubo un ligero parón en la frecuencia.
Quería el récord y lo marcó como objetivo. No cabe hablar de intereses comerciales. Imposible detenerse en el aire cuando al impulsar la última zancada se está en tiempo de récord. Si Zúrich, Bruselas o Berlín pagan la plusmarca a cuatro millones de pesetas, la IAAF dispone de los suficientes recursos como para recompensar una marca que iría en prestigio de la propia competición que organiza.
¿Para qué correr tanto, además, si a los rivales no se les ve ni siquiera acercarse? La diferencia fue inédita, sin precedentes. Los últimos grandes triunfos de Johnson ante sus mismos rivales de ayer se medían por medio segundo, pero jamás por 83 centésimas, que es cercano al doble. No necesitaba tanta distancia para seguir siendo el número uno, sobre todo cuando hoy tiene que seguir compitiendo para iniciar el camino hacia la gesta del doblete.
"Sigo teniendo la posibilidad de conseguir el récord, pero lo importante ahora es sólo la victoria. Mi carrera ha sido buena y tengo que prepararme para atacar los 200 metros corriendo lo más rápido que pueda", manifestó el atleta tras la victoria.
Las reinas del fondo
Manuela Machado ganó la maratón y ayer Fernanda Ribeiro, los 10.000 metros ante nada menos que Derartu Tulu, una corredora etiope que en Barcelona 92 inició el despegue de la mujer africana en la alta competición al proclamarse campeona olímpica. Las portuguesas se han hecho reinas del fondo.Un técnico de la Federación Española hacía el siguiente apunte sobre este hecho: "Los atletas portugueses optimizan las ayudas que reciben, porque quieren ser profesionales. No es que tengan más condiciones que nuestros atletas, el secreto es que trabajan y se esfuerzan más. Muchos de nuestros atletas, en cambio, reciben dinero para vivir como profesionales y no le dan ningún valor. Con esa mentalidad serán siempre unos aficionados, ahí están los resultados de más de mitad del equipo. Ser profesional no es sólo cobrar dinero o entrenarse, sino llevar vida de atleta íntegro.
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