Toda Galicia, con el Celta

La niebla que acompañó ayer a la plantilla del Celta durante el entrenamiento matinal es también un fiel reflejo del estado anímico de sus jugadores. Ninguno quiere admitir públicamente el descenso de categoría del equipo, aunque los rostros de preocupación de muchos de ellos indican que el temor a un futuro incierto está presente. Quizá sea la distancia que separa la localidad de Cabeza de Manzaneda (Orense) de Vigo, lo que hace que los jugadores se tomen el asunto con mucha más calma que los indignados aficionados célticos. Por ahora no se ha modificado un ápice el programa de preparación del equipo y todo discurre con aparente calma. Ayer volvió a haber doble sesión de entrenamientos como si nada hubiese pasado. El que aparenta más tranquilidad es él técnico del club, Carlos Aimar. "Considero injusta esta situación porque a mí siempre me enseñaron que hay que ganar o perder en el terreno de juego. Ni siquiera pensamos en lo que pueda suceder si se confirma el descenso", aseguró.

Para Pachi Salinas, uno de los jefes del vestuario, lo más injusto de la situación es que "por la negligencia de uno tenga que pagar todo el club ' ". En el resto de Galicia la noticia también levantó sorpresa y consternación. Desde el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro -que abogó por la búsqueda de una solución-, hasta la confederación de empresarios-que reseñó en un comunicado público que el descenso del Celta tendría funestas consecuencias en la comarca viguesa- todos lamentan la decisión de la Liga de Fútbol Profesional.