LA MADRE DE BERLUSCONI
Dios no hace demasiado por Silvio Berlusconi y tiene por ello ligeramente enfadada a la madre del empresario y político, que, sin cortarse en absoluto, se lo ha contado tal cual al diario La Repubblica. Por si fuera poca presión la auténtica masa coral de tías monjas que ostenta el ex presidente del Gobierno y dueño de la Fininvest, la señora Berlusconi, Rosella, casi 85 años, eleva constantemente sus preces al Altísimo para que Silvio triunfe. Aparte de encontrarle superguapo -. "é proprio bello!", asegura-, mamá Berlusconi habla de cuando el mayor de sus tres vástagos era pequeño. Un retoño alegre, voluntarioso, muy charlatán (¡ya entonces!), y enormemente generoso, hasta romper la hucha para pagar el hospital a la madre viuda de un compañero de instituto, y un auténtico encanto de crío, que en casa fregaba el suelo, daba la cera y lavaba los platos. Y luego, ¡qué gracioso!, ¿saben qué dijo en las bodas de oro de sus padres, cuando éstos contaron que habían estado ocho años de novios sin tocarse un pelo? "Ahora entiendo por qué he salido tan bien, después de ocho años de espera".-
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