Murió la épica ciclista

Julián Berrendero, uno de los hombres que escribieron con su calidad y su apellido rotundo la épica del ciclismo español, falleció ayer de un aneurisma de aorta en Madrid a los 83 años. Había regresado de Getxo, donde en la prueba disputada el domingo se había homenajeado a los ganadores del pasado, y se sintió mal, por lo que fue ingresado en el hospital Clínico. La capilla ardiente estará desde hoy (16.30) en la Casa de la Cultura de su pueblo natal, San Agustín de Guadalix, donde será enterrado mañana.Berrendero fue el gran ciclista de la posguerra, rocoso escalador, pero también rodador completo. Y tuvo la mala suerte de que la guerra civil le partiera su carrera. Ganó las dos primeras ediciones después del conflicto, en 1941 y 1942, pero ya había apuntado su calidad antes. En 1936, por ejemplo, venció en el Gran Premio de la Montaña del Tour y en 1938, en plena guerra española, corrió de nuevo y se impuso en la gran etapa pirenaica, Luchon Pau. El negro, como se le conocía, ganó también tres veces el Campeonato de España de fondo, en 1942, 1943, y 1944.

Berrendero recogió, la herencia de las dos primeras ediciones de la Vuelta ganadas por el belga Gustavo Deloor. En la segunda de 1936 fue ya el primer español, cuarto, y segundo en la montaña, tras Salvador Molina, pero por delante de uno de sus grandes rivales en las cuestas, Fermín Trueba, con el que mantendría un primer duelo histórico en 1941.

El corredor madrileño comenzó marcando las diferencias y ganó la primera etapa, Madrid-Salamanca, que con sus 210 kilómetros suponían para aquellos esforzados de la ruta ocho horas sobre sus duras bicicletas. En la época eran, habituales jornadas épicas a veces superiores a las 10 horas con multitud de pinchazos.

Primer español vencedor

Berrendero perdió el maillot de líder al día siguiente ante Delio Rodríguez, otro de los históricos, y futuro ganador, pero después comenzó el dominio de Trueba hasta la contrarreloj Gijón-Oviedo, en la 16º etapa. Un pinchazo del de Torrelavega acabó con sus esperanzas, aunque sí ganaría la montaña por un punto sobre Berrendero. Éste, primer vencedor español de la Vuelta, dominó ya la siguiente edición de 1942 de principio a fin.En 1945 y 1946 -no hubo carrera en 1943 y 1944- Delio Rodríguez y Dalmacio Langarica le arrebataron el triunfo. En 1947, ya en su ocaso, terminó sexto, tras caer en la última etapa y negarse a subir, en la ambulancia. En 1948 corrió su última Vuelta, la que encumbró a Bernardo Ruiz, y empezó haciendo el mismo tiempo que el de Orihuela en la primera etapa contrarreloj, pero se fue hundiendo poco a poco después. Su fuerza en la montaña y su rodar implacable ya no eran los mismos. Tras su retirada se dedicó largos años a su tienda de bicicletas en el barrio madrileño de Chamberí.