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Entrevista:

"No es cierto que Madrid sea el mejor puerto de mar"

Concluida su participación en el curso Televisión transnacional, deporte, cine y cable en televisión, el laureado rey del perejil, Karlos Arguiñano, pregunta en alta voz: "¿Dónde cenamos hoy?". Por una vez le será infiel a su amigo Lucio Blázquez, dueño de Casa Lucio, en el viejo Madrid, para conocer los guisos sabrosos, caseros y sin empaques de una pequeña casa de comidas en San Lorenzo de El Escorial, lugar donde transcurren las aulas complutenses de verano. Arguiñano llegó para defender uno de sus deportes favoritos, la pelota vasca, ver a sus amigos y disfrutar de ese nocturno madrileño, que encuentra un poco mustio. Nació en Beasaín hace 47 años. Quiso ser chófer para conducir autobuses camino de Lourdes. Hoy, a su hotel restaurante de Zarautz (Guipúzcoa), los turistas llegan como pe regrínos.Pregunta. ¿Por qué no abre una sucursal de Arguiñano en Madrid?

Respuesta. Porque nuestros negocios están muy personalizados y difícilmente podemos cumplir como es debido en dos sitios a la vez.

P. Cuestión eterna: ¿existe una auténtica cocina madrileña?

R. Claro que sí, Madrid tiene su cocina. Los cocidos, por ejemplo, conocidos en toda España, y sigue siendo Castilla en materia de gastronomía. Nadie puede dudar que los asados castellanos son divinos. La gegunda gran ventaja de Madrid es que coinciden todos los platos: hay buenísimos restaurantes vascos, gallegos, catalanes y andaluces. Es la capital, y lo es para todo. A mí me encanta venir a Madrid.

P. También presumimos de tener el pescado más fresco que en la propia costa.

R. De eso nada. El Madrid, será el mejor equipo de fútbol, pero eso de que la ciudad es el mejor puerto de mar, como siempre se ha dicho, es mentira. Los puertos son los puertos. Lo que allí se pesca puede estar en la mesa dos horas después. A Madrid, en cambio, viene un género buenísimo, pero ocho horitas de camión no se las quita nadie.

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P. Usted asegura que se come unos mil bocadillos al año. ¿Le gusta tapear en Madrid?

R. Me encanta tapear y me gusta cómo se tapea en Madrid, y los vascos sabemos mucho de eso. Para nosotros las tapas son alta cocina en miniatura. Madrid sigue ese rito y, como en Donosti, se pueden encontrar 300 tipos diferentes de pinchos, todos ellos muy bien cuidados.

P. ¿Le gustan los vinos de Madrid?

R. Pues tengo que reconocer que los conozco muy poco, la verdad.

P. ¿Le gusta El Escorial?

R. ¡Ya lo creo! Menudo sitio escogió Felipe II para hacerse una casita de campo.

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