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Olazábal se hará operar de nuevo en el pie

José Sámano

El Open británico no ha servido de terapia a Severiano Ballesteros y José María Olazábal, el brazo armado del golf español. Lejos de ser un revulsivo, el torneo ha profundizado en las heridas de ambos. Uno, el cántabro, sigue maltrecho de la espalda: Y con la moral tocada. Otro, el vasco, ha resistido las cuatro jornadas a duras penas, empachado de pundonor para recorrer cada día cojeando los 6.200 metros de Saint Andrews. Ya no puede evitar el quirófano: el próximo invierno será intervenido de nuevo en el pie.En Ballesteros se adivina un jugador alicaído, doblado por las circunstancias: "¿La moral? Psssss". Saint Andrews y sus miles de visitantes le han rendido honores a cada paso. Es una leyenda y no importa que esté en horas bajas. A su tránsito por el campo nadie diría que su tarjeta es pobre. La cuna del golf le respeta y le adora. Su carisma sólo es comparable a la triple corona de oro -Jack Nicklaus, Arnold Palmer y Gary Player- Seve se muestra agradecido, pero inclina la barbilla: "Aquí me tratan muy bien y siempre es bonito, pero cuando no estás como deseas físicamente es muy difícil estar animado". Ballesteros no quiere subrayar sus males. Nada de excusas. "La gente se aburre de oír siempre lo mismo", apunta.

Para el triple campeón del Open sus. resultados en esta edición "han sido buenos". Pero matiza: "Buenos para cómo venía". Y advierte: "Dará igual lo que yo diga, pero cada uno que piense lo que quiera". Ballesteros, junto a Rivero, ha sido el único español en bajar el par del campo. Lo hizo en la segunda jornada (- 3) y ayer (- 1). Severiano participará el jueves en un torneo por parejas en el Reino Unido.

La temporada de Olazábal es un jeroglífico. Su pie, aquejado del neuroma de Morton, que le produce un doloroso callo entre los dedos, no aguanta más. Su cojera le delata: "No lo he pasado muy bien, el campo está muy. duro". Olazábal no acudirá a los próximos torneos. Hoy partirá hacia San Sebastián, donde descansará al menos tres semanas. "Estando como estoy sólo puedo irme a casa y esperar al PGA (10 de agosto)". Sólo si mejora acudirá al último grande de la temporada. La última cita del año, la Copa Ryder, también estará supeditada a su estado físico.

No obstante, el de Hondarribia no quiere entrar en el quirófano antes del próximo invierno. Ya lo hizo el pasado mes de febrero. Si lo hiciera ahora necesitaría un mínimo de 45 días para recuperarse, con lo que clausuraría prematuramente todo el calendario. "Intentaré mantenerme como hasta ahora, con hielo, masajes y antiinflamatorios, pero tengo claro que la operación es inevitable".

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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