"Sopla, Miguel, sopla"

El cumpleaños de Induráin se ha, convertido en una reciente tradición del Tour. Cada 16 de julio de cinco años a esta parte, cientos de fotógrafos madrugan para, tomar posiciones. Todo el mundo quiere tener la foto de la tarta y el testimonio de ver a Induráin invariablemente de amarillo aunque sea un año más viejo. ¿Qué nota a los 31 años?, le preguntaron. "Nada especial, que tengo más ojeras", contestó. La foto de la tarta es la foto del día y los patrocinadores del Tour se dan de codazos para servir de sede, en los recintos que cada uno dispone en las salidas de etapa, a la ceremonia.La ceremonia, en sentido estricto, suele ser más bien discreta. Salvo el apelotonamiento de fotógrafos al grito de ¡Miguel!, ¡Miguel!, ¡una sonrisita, Miguel! la escena resulta muy sosa: no es el lado fuerte del líder. La desesperación entre los colegas de la prensa gráfica llega a tal punto que algunos le pedían que les lanzara un trozo de tarta cual leve agresión. Ni por ésas. Miguel partió el trozo y no probó bocado. Recibió la felicitación de Pedro Delgado, de Richard Virenque, de Díaz Zabala, de sus compañeros y algunas azafatas y recibió algunos regalos. Entre otros, un casco de los Barcelona Dragons del fútbol americano. ¡Qué idea! "¡Miguel!, ¡Miguel! ¡Ponte el casco!". La posible foto tenía su gracia. Ni por ésas. No se lo puso.

Las autoridades de la localidad anunciaron por la megafonía instalada en el pueblo, Saint Orens, la buena nueva de los 31 años de Induráin, al tiempo que le felicitaban tanto en castellano como en francés. La proclama terminó con un sorprendente "Estamos contigo, Miguel", teniendo en cuenta que el nativo de la zona anda muy encendido con Laurent Jalabert, natural de la región vecina por más señas. La corporación local también ofreció su presente así como el director del Tour, Jean Marie Leblanc, que no podía faltar a la ceremonia.

El cumpleaños de Miguel Induráin se ha convertido en una tradición. Tanto es así que han quedado en el olvido aquellos tiempos, no muy lejanos, en los que los fotógrafos españoles tenían que adquirir ellos mismos la tarta para hacer la foto. No perdáis cuidado: ahora la tarta la pone la organización. Aunque todavía hay quien se las ingenia a su manera y, para salvar ciertas dificultades, tuvo que fabricarse unas imágenes falsas con algún día de antelación al cumpleaños. Las necesidades informativas han impuesto un curioso fenómeno: Induiráin ha llegado a celebrar varios cumpleaños en estos días.

Terminada la etapa, Induráin subió al podio de amarillo. Sorpresa. Las chicas de Coca-Cola le tenían preparada una tarta de cumpleaños con las velas encendidas. De nuevo, los fotógrafos en marcha. última, oportunidad. "¡Sopla, Miguel, sopla!". El líder decidió ser condescendiente y, efectivamente, sopló. Pero... las velas se volvían a encender. ¿Habrá perdido fuelle? ¿Será un mal síntoma? "¡Sopla, Miguel, sopla! ". Y vuelta a soplar y vuelta a no apagarse. Las velas tenían truco, que el fallo no era de Induráin.

La jornada acabaría con otra tarta en la cena. ¿Cuántas tartas al fin y al cabo? Imposible saberlo. A todo esto, con Induráin sin probar bocado (hay que extremar la precaución) y los fotógrafos, posiblemente, sin la foto que andaban buscando..., pero no todos los días el líder cumple los años en el Tour.