Una pedalada de diferencia

Las 93,4 pedaladas por minuto que cada corredor del Banesto -exceptuando a Miranda y González Arrieta, que tardaron un poco más en llegar- dio el martes de media en los 67 kilómetros de la contrarreloj por equipos son consideradas por los especialistas la cadencia óptima de pedaleo en esfuerzos superiores a una hora. Fue la cadencia óptima, aunque no la mejor. El Gewiss corrió a 54,943 kilómetros por hora; el Banesto, a 54,214.La diferencia de 700 metros por hora en la velocidad media que separó al equipo ganador, el Gewiss, del Banesto en la contrarreloj colectiva más rápida de la historia del Tour se puede resumir en apenas una pedalada por minuto. Ésa es la diferencia entre los maestros en el arte de correr por el llano, los italianos, verdaderos gigantes atléticos, y los que han dado el salto de calidad para ser los mejores alumnos, los españoles.

Todos los números parten del supuesto que no se dio, que los corredores llevaran en todo momento engranado el desarrollo más fuerte montado en su bicicleta (54 / 12, o sea, 9,67 metros por pedalada). Pero al igual que en algunos momentos, en los repechos, el desarrollo fue inferior, al igual que la velocidad, en otros, la mayoría, se corrió con ese desarrollo a una mayor cadencia. La mejora en la velocidad de pedaleo con grandes desarrollos es el mejor síntoma para hablar de mejora en la calidad de los ciclistas y del éxito en los entrenamientos.

La cifra de 93 pedaladas por minuto puede parecer pequeña si se compara con las 102-103 necesarias para batir el récord de la hora. Pero eso sería como mezclar churras con merinas.

El ejercicio en el velódromo es de pura constancia y regularidad que no resulta afecta por ningún elemento externo. El trabajo del recordman de la hora consiste en alcanzar el punto de cadencia y no abandonarlo nunca. Su propia regularidad lo va arrastrando. En carretera, todo es diferente.