Bombini, la voz de Berzin
Emanuele Bombini es la voz de Berzin, lo que tampoco es decir mucho. Muda y sometida a la ley del silencio la estrella rusa, su director en el Gewiss, el joven Bombini, hace de relaciones públicas. Todas las desavenencias y crisis del equipo durante el Giro se han solucionado, se gún el portavoz, con una serie de reuniones en la que todo ha quedado claro. La crisis matrimonial de Berzin, que ha dejado a su Stella de toda la vida, la mujer que le hizo de intérprete, cuando llegó a Italia, por una vende dora de coches 12 años mayor que él, es, en palabras de Bombini, una muestra más del carácter eslavo y un nuevo estímulo para el corredor. Todo va como la seda. Más aún, tras la retirada a última hora de Ugrumov, el ojito derecho de Bombini. ¿Habrá sido un alivio que se lesionara Ugrumov antes del Tour, así no tendrá dos capos en el mismo equipo? Ugrumov es un gran corredor y es una lástima su caída en la Vuelta a Suiza. Pero, como director, habrá respirado al no tener que enfrentarse con los problemas que hubo entre ambos durante el Giro... Más diplomacia: "Para el director, es un alivio tener un solo líder, pero para el equipo es malo no tener a Ugrumov".No parece encantarle mucho a Bombini tener que dirigir durante el Tour a un corredor frío y distante, que parece que ya sabe lo que tiene que hacer para derrotar a Induráin.
Bombini es de la escuela nueva, es de los culpables de la renovación del ciclismo italiano y del fin del star system, del equipo entendido como ocho esclavos para un líder. Y ha ido a caerle en su Gewiss el corredor joven con más clase, pero también un campeón de la insolidaridad, un renegado del sistema colectivo soviético, un tipo guapo que sabe que lo es. O sea, una estrella. Si Berzin, un hombre que debuta en el Tour tal como lo hiciera en su Giro triunfante, como un saco de incógnitas, sabe cómo derrotar a Induráin, no lo ha dicho.
Bombini, por si acaso no lo proclama, pero deja entrever unos cuantos análisis antes de caer en lo que él llama "fantasías". Antes se explaya con la información oficial. "Berzin está en perfecta forma, pese a que este año ha competido inucho", dice. "Pese a no poder con Rominger, salió muy bien del Giro y después sólo ha corrido la Bicicleta Vasca, que ganó, y un par de pruebas de un día. Entre medias, una semana de recuperación que le permitió asimilar el trabajo y le ha dejado en una buena condición".
"La diferencia con Induráin no se puede marcar en las contrarreloj", dice, como perogrullo, aunque a su discípulo Berzin le quepa el honor de ser el único que ha derrotado a Induráin en una contrarreloj decisiva, en el Giro pasado. "Debernos empezar a trabajarle", continúa Bombini, "en la contrarreloj por equipos. Ahí el Gewiss es superior al Banesto, pero no mucho, menos de un minuto en cualquier caso".
Y después llega la montaña. ¿Cómo sacar de su carril al tren expreso Induráin, al rodillo que reduce a cenizas cualquier resistencia? "Ahí empiezan las fantasías", sonríe Bombini. "Habrá que atacarle, de lejos o de cerca, buscando la media montaña o esperando a la alta, pero habrá que hacerlo. Sólo ahí podemos marcar la diferencia. Al menos debemos intentarlo".
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