"¡Ay, mis manos!", gritaba desde el suelo el cartero
"Me encontraba sobre la calle, frente a la puerta K del palacio de Correos, a escasa distancia y de espaldas a la ventana del Negociado de Tasas", cuenta Santiago Mayoral, toledano de 47 años. El funcionario es el encargado de la correspondencia del Ministerio de Justicia e Interior. Había acudido allí, precisamente, a retirar el correo. "Eran las nueve menos diez. Entonces escuché un estampido seco. Al principio no le di importancia; el mismo lunes había saltado una tapadera de alcantarillado muy cerca y creí que se trataba de algo parecido. Pero pronto reparé en que era un atentado. Vi a mi compañero Remigio, El Gallego, echado sobre el suelo, dolorido y gritando: "¡Ay, mis manos, mis manos!". Creo que había quedado mutilado. No quise mirar más. La policía me echó luego de allí".El funcionario recuerda haber visto llorar con desconsuelo a la jefa del Negociado de Tasas, de nombre Elvira, de la que el cartero herido es subordinado. La víctima acababa de detectar una carta de unos 150 gramos con franqueo insuficiente. Remigio Fernández Iglesias, gallego de 34 años, de la parroquia de Tioira, casado. y con un hijo, se disponía a sellarle encima la tasa que su destinatario debería pagar para poder recibirla. Fue entonces cuando sobrevino la explosión.
Negociado casi vacío
El Negociado de Tasas estaba prácticamente vacío. Dos plantas más arriba sus funcionarios asistían a una asamblea informativa de Comisiones Obreras. Una planta por encima de la que ocupa el departamento fue escenario tres años atrás de la explosión de otra carta bomba que hirió auna funcionaria, de nombre Pilar, hoy destinada en la denominada Estafetilla.
Según algunos testimonios recogidos entre funcionarios de Correos, la reciente apertura al público, entre primera hora y las once de la mañana, de una puerta junto al Negociado de Tasas ha hecho que se encomiende su vigilancia a dos agentes de seguridad. Éstos, hasta ahora, únicamente se encargaban de vigilar el departamento de Tasas y pasaban toda la correspondencia por un escáner manual. "En principio, toda la correspondencia sin remitente o carente de franquicia resulta sospechosa", subraya un funcionario. '
"Lo más terrible es ver cómo se las va a apañar ahora Remigio", añade un amigo, quien destaca que el herido "gana 100.000 pesetas al mes y paga 70.000 por el piso". Después de obtener en Madrid la oposición como auxiliar de clasificación y reparto, había ido a trabajar a Galicia, pero a su esposa no le sentaba bien el clima y regresaron a Madrid hace cuatro años.
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