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La policía enseña la letra de los secuestradores de Anabel

Cualquier indicio que mate la incertidumbre. La Jefatura Superior de Policía remitió ayer a los medios de comunicación una muestra de la letra que aparece en el sobre remitido por los secuestradores de Anabel Segura a su padre y que contenía una cinta de casete con un mensaje de la joven.Anabel Segura fue secuestrada en el barrio residencial de La Moraleja el 12 de abril de 1993. Dos meses después los secuestradores tuvieron el último contacto con la familia para intentar cobrar los 150 millones que pedían como rescate.

Los investigadores del secuestro más largo registrado jamás en España puntualizan que el autor de la letra no tiene por qué ser de alguna de las personas de las que se ha divulgado la voz.

En caso de identificación de la letra se ruega que se envíe una muestra de la escritura sospechosa a la Brigada de Policía Judicial. Área Cuarta. Plaza de Pontejos, 2. 28012 Madrid.

En el teléfono gratuito 900 21 10 65 se puede escuchar la voz de los secuestradores, quienes posiblemente hacen vida normal y son "honrados padres de familia" con hijos de corta edad.

La policía señala como posibles zonas de residencia o trabajo de los secuestradores las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Guadalajara, Madrid y alrededores.

Desde que desapareció Anabel hace dos años y dos meses mientras hacía ejercicio en la urbanización La Moraleja, ni los 60 millones de pesetas que se ofrecen de recompensa por una pista (30 aportados por la familia y otros 30 por la Delegación del Gobierno), ni los más de 1.000 sospechosos investigados ni los miles de llamadas al teléfono gratuito para escuchar la voz de los secuestradores han dado ningún resultado positivo.

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Los investigadores han llegado incluso a hipnotizar a la última persona que vio a Anabel: el jardinero del colegio Escandinavo, quien pudo ver una furgoneta blanca en marcha tras oír los gritos de socorro de la joven, quien, al parecer, forcejeó con sus raptores. En el suelo pudo encontrar la chaqueta deportiva y la camiseta que vestía Anabel y un casete portátil y una cinta que escuchaba la joven.

La familia de Anabel Segura ha recibido numerosas muestras de adhesión, pero también intentos de venta de datos a manos de algún personaje de dudosos escrúpulos.

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