_
_
_
_

El mercado negro de informaciones

De la Rosa amenazó a Conde en 1988 con "el tema de las dos mujeres"

Aunque la información es siempre un elemento de poder, durante los periodos de crisis política o de bruscos virajes económicos su utilización como tal es aún más extrema. Al compás de esa crisis, el proceso de fabricación de la información en España ha experimentado en los últimos años un cambio en las personas que participan en su producción. Los profesionales de la comunicación -gabinetes de prensa, asesores externos, relaciones públicas-, los policías, agentes secretos, abogados y jueces se han venido a unir a políticos, banqueros y diplomáticos en el proceso de fabricación.La degeneración del Cesid no sólo ha consistido en poner en marcha un sistema ilegal de escuchas generalizado, cosa que ha podido ocurrir en otros países (sistemas de escuchas de funcionarios y otros ciudadanos en Estados Unidos durante el primer mandato presidencial de Richard Nixon; escuchas en Francia, al servicio del presidente de la República, durante la época de François Mitterrand), sino en convertirse en una cantera de información de los servicios privados o de particulares.

Entre agentes del Cesid, policías especializados y los circuitos políticos. y empresariales se ha generado, pues, un mercado negro de información, paralelo al funcionamiento clásico de la actividad periodística, esto es, la búsqueda de noticias por parte de los periodistas. Poco a poco, ese mercado negro ha copado la escena. Por dos razones: primera, porque a medida que los clientes particulares o privados iban disponiendo de información sensible (susceptible de ser"ytilizada con éxito con éxito contra un rival) comenzaron a trasvasarla a los medios de comunicación; segunda, porque los propios medios comenzaron a ser clientes de ese mercado. Por su despliegue público, Javier de la Rosa, ya desde los primeros ochenta en el Banco Garriga Nogués, fue conocido en el mercado como un glotón de informaciones sensibles, sea bajo la forma de grabaciones telefónicas, noticias y fotografias. y, a medida que la técnica se ha ido perfeccionando, vídeos. Hace un par años fue él quien advirtió a La Zarzuela, por ejemplo, que había pagado 60 millones de pesetas para adquirir un conjunto de fotografias que un grupo oordinado de paparazzi había captado del rey Juan Carlos tomando el sol desnudo a bordo de su yate en Mallorca. Mucho más tarde, hace ahora dos meses, una copia de esas fotos ha aparecido en una revista italiana.

De la Rosa también jugó fuerte contra Mario Conde en. 1988, cuando éste acababa de llegar a Banesto. No llevaba Conde más de un mes en el banco cuando solicitó un informe interno sobre la situación del Banco Garriga Nogués, entidad filial de Banesto que había sufrido un quebranto patrimonial de 98.326 millones.

Por aquellas fechas, JR, como ya se le llamaba, tenía varios frentes abiertos como jefe máximo de Kuwait Investment Office (KIO) en España. Estaba en plena batalla por el control de la sociedad Explosivos Río Tinto (ERT) para intentar "hacer un favor" al Gobierno (la empresa se deslizaba entonces hacia la suspensión de pagos). En el Ejecutivo había ciertas diferencias que no terminaban de aflorar sobre el asunto. Mientras los ministerios de Industria y Hacienda apoyaban la entrada de KIO en ERT, el Ministerio de Defensa tuvo reticencias, aunque sin presentar una batalla frontal. JR encargo un informe confidencial, un dossier, vaya, sobre Mario Conde por aquellas fechas, primeros meses de 1988, para chantajear a Conde si éste intentaba utilizar el asunto de la quiebra del Garriga Nogués contra él. Conde, a su vez, utilizó la información elaborada en su propio banco para exigir a JR algún tipo de compensación, antes de llegar al terreno de la acción penal. La idea era que JR se quedara con una de las sociedades que había originado fuertes pérdidas en Garriga Nogués -Quash -Tierras de Almería- y que, a cambio, entregara a Banesto la participación que KIO-Torras ha bía tomado en ERT. Por aquel entonces, el equipo de Conde elaboró un informe en el que veían con ojos interesantes que Banesto se introdujera en el nego cio de los armamentos, entre otros.

Conde intentó ganarse a Serra, de quien conocía su animadversión contra Javier de la Rosa. La antipatía venía desde la etapa de Serra como alcalde de Barcelona, a finales de los setenta, cuando estalló el escándalo de la Zona Franca, un asunto tras el cual el padre de JR, el abogado del Estado Antonio de la Rosa, se fugó de España con más de 1.000 millones de pesetas y permaneció largos años en Panamá bien protegido por el poder. El entonces presidente de Banesto invitó al ministro de Defensa a comer en el banco. Ñe habló de su interés por ERT e intentó explotar la animad versión de Serra por JR.

Pero la cosa no prosperó. Finalmente, JR, con el dinero de los kuwaitíes, se hizo con ERT. Pero Conde siguió presionando a De la Rosa, utilizando como arma el asunto Garriga Nogués en la batallapor el control del Banco de Central. JR representaba la participación de KIO y los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer en la sociedad Cartera Central, un 12,25% del Banco Central. Para ir a una fusión con el Central, Conde quería que fuera a Cartera Central. Para ello utilizó la amenaza de una querella contra JR para que éste rompiera la sociedad con los Albertos y vendiera sus acciones. A fin de contrarrestar este chantaje, JR exhibió su propio dossier y se lo entregó a sus socios, los Albertos.

Hay varios testigos presenciales, según los cuales, en la víspera de la junta de accionistas de Banesto, en junio de 1988, donde podía: tratarse el asunto Garriga Nogués, JR llamó por teléfono desde su despacho a Conde y le amena zó sin ambages, invocando que está este tema de las dos mujeres" (el dossier habla de presuntas relaciones amorosas de Conde) y "qué hacemos, Mario". La citada junta no procedió contra JR. Hace algu nas semanas, en un programa de radio, De la Rosa, que ahora mantiene una relación de amistad intensa con Conde, admitió que había encargado el citado dossier. También los Albertos sufrieron la presión en esta guerra al ser publicadas fotografías, sobre su vida íntima que provocaron sus respectivos divorcios y un deterioro de su imagen en aquellos años. Los aviones privados, que tanto Hachuel como JR, por ejemplo, poseían, eran alquilados o prestados para viajes "discretos", proporcionando vía azafatas o pilotos información deliciosa a sus propietarios. Durante aquellos años, Conde fue asesorado por Jacques Ha chuel, que poseía una empresa llamada H. Seguridad. Ésta daba cobertura a los agentes secretos israelíes expertos en la materia que tenían su propia empresa, International Consultants on Targeted Security (ICTS), que carecía de licencia para operar en España. Los israelíes se ocuparon de rastrear información para Conde, de su seguridad personal y de entrenar gente para futuras empresas que más tarde se crearían. Hachuel tuvo problemas por aquellos años, 1988, con el entonces director general de la Policía, José María Rodríguez Colorado. Ambos se conocían y tenían cierta amistad. Pero, al parecer, Hachuel manipuló esa amistad para que sus empresas actuasen en asuntos de se guridad (pinchazos telefónicos in cluidos) como si Madrid fuese una ciudad sin ley. Rodríguez Colorado y Hachuel se pelearon un día a gritos por estos asuntos.

Pinchazos, asaltos...

Y Conde también fue objeto de reprimendas por parte del ministro de Defensa. Narcís Serra le advirtió que sus actividades eran ilegales y que serían sancionadas. Tanto JR como Conde, y otros empresarios en menor escala o de forma puntual, utilizaron gente procedente de la policía, especialmente de la Brigada de Interior, o compraron información a empresas especializadas. En el caso de Checking, compañía formada por Francisco Alvarez o Paco Gálvarez, como se le llamaba en 1988, en Bilbao, implicado en los GAL y hoy en libertad bajo fianza.Otros agentes trabajaron por su propia cuenta. Es el caso de José Pepe Villarejo, que fue contratado en el asunto Ibercorp, cuando sus propietarios intentaron defenderse, en 1992, de lo que calificaron como un "ataque desestabilizador". Pinchazos telefónicos a periodistas, asaltos a oficinas con robo de ordenadores, seguimientos, trasvase de la información obtenida al Cesid. Todo esto ocurrió durante aquellos días, en lo que fue uno de los primeros escándalos financieros con intervención de agentes, informes y servicios de seguridad privados.

El símbolo de la virtual conexión entre el Cesid y el mercado negro de información surgió como resultado de una crisis entre la policía y los servicios secretos en Barcelona. La policía descubrió una red de escuchas telefónicas montada por el ex agente Miguel Legarza Egia, El Lobo, para el editor de La Vanguardia, Javier Godó, a fin de descubrir la actitud presuntamente desleal de un grupo de directivos, en octubre de 1991. Más tarde Godó acudió, tras una recomendación del Gobierno, al Cesid, ante el propio Emilio Alonso Manglano, para contratar al coronel Francisco González Rodríguez, quien dejó el servicio para integrarse en el grupo de Godó.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_